Hace 20 años, la gente soñaba con manejar un deportivo o un convertible pero las cosas han cambiado. Hoy, un SUV es el tipo de carrocería que todos desean, y que las armadoras aprovechan para desarrollar camionetas de todos los tamaños y enfoques pero, ¿a qué se debe esta popularidad?

Vale la pena definir que un SUV (Sports Utility Vehicle) suele ser aquel vehículo con mayor altura y ciertas características que favorezcan su uso fuera del asfalto, pero realmente es un significado muy amplio que cada vez tiene más variantes.

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Esta fama de comprar una camioneta se remonta a 1990 cuando Ford presentó la primer generación de Explorer, con un enfoque más urbano. Esto no quiere decir que sea el SUV original puesto que ya existían modelos como o Chevrolet Blazer, destacando un target más aventurero.

El diseño también apuntaba a ser más dócil en el sentido de que tenía cuatro puertas, llantas para asfalto y menor altura libre al suelo, haciendo más fácil el acceso al interior. A partir de ahí, el resto de marcas comenzaron a notar que esta fórmula era bien recibida y comenzaron a hacer lo propio. Algo interesante es que se pasó de desarrollarlos en formato carrocería sobre chasis a monocasco, logrando que su manejo fuera más parecido al de un auto.

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Recuerdo que durante mi infancia, las minivans eran el auto por excelencia de las familias pero poco a poco fueron sustituidas por un SUV. Un ejemplo de esto fue la llegada de Honda CR-V a México, con un look todavía muy marcado por la aventura al tener la llanta de refacción en la cajuela pero que años después fue eliminada a favor de un aspecto más refinado.

Parte del encanto de estas camionetas es que la gente se siente más segura cuando va manejando. Tienen mayor visibilidad gracias a la altura, los baches y topes no representan tanto peligro para los bajos aunado a la versatilidad de carga. Para quien quiere transportar más personas, existen modelos como Toyota Highlander, con tres filas de asientos pero que repiten la fórmula.

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La tracción en las cuatro ruedas es otro factor diferenciador de los SUV en su origen, que aunque hoy en día puede incluirlo según la versión, la realidad es que muchas solo son tracción delantera. Esto porque los estudios de mercado que realizan las marcas apuntan a que el comprador no necesita de este sistema.

Conforme pasaron los años, nuevos modelos se fueron sumando a la tendencia, algunos de lujo como Audi Q5 pero también se combinaron segmentos. El ejemplo más claro es BMW X6 , un SUV combinado con un coupé que posteriormente tuvo competencia por parte de las otras alemanas. Incluso existen SUV convertibles como Evoque, siendo todavía más impresionantes desde el punto de vista de desarrollo.

Actualmente están en voga los mini SUV y nano SUV, que muchas veces no son más que un hatchback alzado pero que trae buenas cifras de ventas. No me malinterpretes, son vehículos interesantes pero que de camioneta solo tienen el aspecto.

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Y es que nada es casualidad, la gente asocia una camioneta a cierto poder adquisitivo, así como en los años 80 lo era un convertible. Lejos de buscar las bondades en terrenos difíciles, la gran mayoría decide comprar una camioneta por estatus y por sentirse más seguros a bordo.

Existen muchos SUV que se manejan muy bien y logran transmitir buenas sensaciones al volante pero la física no perdona. La mayor altura entre el piso y la carrocería incrementa el centro de gravedad, que en curvas hace que el vehículo se balancee. Aún con todos los sistemas, siempre existe mayor riesgo de volcadura en una camioneta que en un sedán o en un hatchback.

La fama de los SUV seguirá en aumento y con más opciones por elegir, algunas más capaces que otras fuera del asfalto, otras más accesibles, chic o deportivas pero que definitivamente supieron ganarse el corazón de la gente.