Hay cerca de 40 marcas de autos en México. Desde estadounidenses como Ford o General Motors, hasta asiáticas como KIA o Hyundai, cualquiera que sea tu auto ideal en mente es posible que lo encuentres en la amplia oferta del catálogo nacional.
Entre estas opciones encontramos autos costosos y algunas opciones que son más accesibles. No obstante, parece que el segmento de los autos baratos comienza a desaparecer y cada vez tenemos que pagar más por hacernos de un vehículo.
De acuerdo a especialistas, este segmento pasó de representar un 20.1 por ciento del total de la venta de autos en 2013, a solo 9.4 por ciento en 2020, esto en Estados Unidos, un mercado con comportamiento sumamente similar a México.
¿Por qué sucede este fenómeno?
Para entender lo que se vivimos en la actualidad, es necesario repasar un poco la historia de la industria automotriz. Los primeros momentos de esta industria fueron definidos por algunas empresas que fabricaban a mano sus primeros intentos de automóviles.
Por lo general, estos primeros autos eran ejemplares sumamente caros que solamente las personas más opulentes de la época podían poseer. Esto cambió con la llegada de Ford y su línea de ensamble para el Model T, naciendo así el primer auto accesible para el pueblo en general.
En el caso de Europa, el nombre de Volkswagen se traduce literalmente en español a “El auto del pueblo”, por lo que su filosofía inicial fue masificar el movimiento automotriz a principios del siglo pasado.
Las firmas asiáticas penetraron el mercado americano con autos baratos, que pretendían popularizar sus nombres en terrenos completamente nuevos. Por lo general, estas opciones eran las más pequeñas de su catálogo y así se ha mantenido hasta el día de hoy.
Actualmente, el segmento de los autos “accesibles” en México se conforma de opciones como el Nissan Versa, KIA Rio, Hyundai Accent o Honda City. Estos autos usualmente se colocan por debajo de los 350 mil pesos en promedio pero, ¿qué pasa si queremos una opción más barata aún?
Las opciones serán limitadas, con algunos productos como el FIAT Mobi , Nissan March o Chevrolet Spark, y poco a poco comienzan a quedar menos ofertas que no rebasen los 250 mil pesos.
Esto se debe a un problema que, a simple vista, podría parecer muy obvio: no generan suficientes ganancias a la marca. Las armadoras, al igual que muchas otras empresas, tienen que cubrir costos al momento de funcionar.
Desde comprar o rentar un lugar, costos operativos, desarrollo de producto y pago a sus empleados, todas las marcas de autos necesitan recaudar mucho dinero para mantener su negocio andando.
Para hacer esto, hay dos opciones: o vendes muchas unidades a precios baratos, o vendes pocos autos pero con un margen de ganancia mucho más atractivo.
El problema para las empresas de esta naturaleza es que, el confiar sus ingresos en las ventas por volumen es sumamente difícil. Si el producto falla o no es tan popular como se esperaba, la empresa podría perder mucho dinero en el proceso.
Para buscar aminorar esto, las armadoras reparten sus costos de operación entre varios de sus vehículos, e incluso usan mismos componentes para sus variantes accesibles como para sus versiones de alto desempeño.
Por ejemplo, el Ford Mustang base comparte ciertos componentes de la suspensión delantera con el Shelby GT500, el deportivo de la casa americana más radical hoy en día.
¿Quién compra autos baratos?
En general, este segmento es principalmente atractivo para compradores jóvenes, que buscan su primer auto sin tener que gastar mucho dinero. Hace algunos años, esta era la mejor opción para desplazarse en sus tareas cotidianas, por lo que los autos baratos representaban un buen porcentaje de las ventas totales de una marca.
No obstante, hoy en día hay muchas más opciones de movilidad que poco a poco alejan a los jóvenes de la idea de tener que comprar un auto. El claro ejemplo es el crecimiento exponencial de plataformas como Uber, que libera a los usuarios del estrés del tráfico, problemas mecánicos, desgaste al manejar y sus costos son relativamente accesibles.
No obstante, las firmas le siguen apostando a este segmento porque, en el caso de que un joven esté interesado en adquirir una auto, es posible que se mantenga toda su vida con una lealtad a la marca que le ofreció su primer vehículo.
¿Volveremos a ver autos realmente baratos algún día?
A corto plazo, es posible que no, especialmente por el poco interés de comprar un auto de las generaciones más jóvenes. No obstante, algunas marcas ya desarrollan planes a futuro para volver a atraer a los consumidores a este segmento.