El fin de los años 60 estuvo marcado por eventos significativos como la llegada a la Luna, las olimpiadas en México, la debacle americana en Vietnam. Para la industria automotriz norteamericana la incursión de fabricantes extranjeros en su territorio no parecía un motivo de alarma inmediato, pero con el fin de competir efectivamente con una oferta alcanzable, Ford se preparó a poner en el mercado un coupé más económico que el exitoso Mustang .

Detectando el éxito que estaba teniendo el VW Sedán entre los jóvenes, Ford toma la decisión de aprovechar componentes del Falcon para lanzar un modelo de entrada a su gama, alcanzable, y que además cumpliera con normas ambientales a punto de entrar en vigor.

Es así como en 1969 lanzan Maverick , cuya denominación tiene raíces vaqueras, alineado al Mustang. Un Maverick en su significado ganadero no es otra cosa que una res sin marcar. Reses sin propietario, que vagan libres. Esto queda asentado en el emblema del Maverick : una osamenta bovina, de cuernos largos. El término fue acuñado alrededor de un ranchero quien firmara la declaración de independencia de Texas, y a quien no le parecía la costumbre de marcar el ganado. Por ello al ganado en libertad sin marcar se le denomina Maverick , así como a los individuos que tienen una actitud independiente.

Por qué amamos al Maverick
Por qué amamos al Maverick

En su lanzamiento, como modelo de gama inicial, su motorización era acorde: iniciaba con un anémico 6 cilindros 170 pulgadas cúbicas con meros 105 caballos de potencia, complementado con un 200 pulgadas capaz de producir 120 caballos, y una tercera opción de 250 pulgadas y 155 equinos. Sería hasta el año modelo 1971 cuando el V8 302 estaría a disposición del consumidor entusiasta. Ese sería el año de su llegada a México, con motor de manufactura nacional V8 de 289 pulgadas, así como el lanzamiento de la opción cuatro puertas.

Muchos de los estudiosos del tema automotriz consideran los años 70 una especie de tartamudeo histórico: una etapa medieval repleta de decisiones descabelladas. El material de mercadotecnia de la época para Maverick parece respaldar este concepto. Su argumentario hace énfasis en lo sencillo que resulta de estacionar, así como su amplia área acristalada: 3 y medio metros cuadrados de vidrio en cabina. ¿Ausencia de guantera? ¡No es necesaria, pues cuenta con una amplia repisa!

Por qué amamos al Maverick
Por qué amamos al Maverick

El modelo coexistió con la marca hermana Mercury bajo la denominación Comet, recibiendo actualizaciones estéticas y ajustes menores hasta su descontinuación en 1977, siendo sustituido por el Granada y complementado hacia abajo en la gama por modelos aún más alcanzables y compactos como el tristemente célebre Pinto, así como el Fiesta, con el cual Ford decide enfrentar en su territorio a los competidores europeos con productos también concebidos en ese continente.

Para el entusiasta de las modificaciones, lo interesante en Maverick es que puede convertirse en un brillante proyecto sleeper, un auto que no promete gran cosa en su aspecto exterior, pero que cuenta con un poder inesperado. Esto debido a que los entusiastas pueden adaptar un V8 y aprovechar la configuración tracción trasera, con una inversión menor a la alternativa de construir su proyecto alrededor de una carrocería de Mustang , al que la demanda de sus entusiastas lo encarece. La abundante oferta de componentes performance y lo accesible de la base origen es la delicia de quienes buscan desempeño con costos menos onerosos.

Por qué amamos al Maverick
Por qué amamos al Maverick

Actualmente se rumora el posible lanzamiento de un nuevo modelo llamado Maverick , sin embargo, acorde a los tiempos y gusto del mercado actual su configuración sería un SUV compacto. Ford presentó una nueva solicitud de registro de marca MAVERICK ante las autoridades marcarias de los Estados Unidos en 2015, pues el registro original aplicado en diciembre de 1968 ya no se halla vigente, mientras que en México la marca está vigente hasta 2023.

Google News

Noticias según tus intereses