Es común que a una de las de nuestro auto le haya salido un chipote , esa protuberancia que indica un daño en la estructura del neumático. Inmediatamente, llega a la cabeza la idea de ir a una vulcanizadora para que arreglen el problema y, muy probablemente, mencionen que la van a seccionar.

Esta práctica es bastante común, pero representa un riesgo para tu seguridad. Es importante recordar que las llantas están fabricadas por capas de caucho y cuerdas metálicas que proporcionan rigidez. El chipote se genera por caer en un bache, donde el neumático sufre una fractura estructural.

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El proceso consiste en cortar la parte dañada para luego cubrirla con un parche o tratar de hacer una estructura, también de cuerdas metálicas, que buscan recuperar rigidez en la llanta. A esto se le aplica un pegamento para llantas y luego, se procede a vulcanizar de la misma manera en la que se haría con un clavo atorado.

Aunque pueda sonar como una solución atractiva, especialmente desde el punto de vista monetario, no es recomendable puesto que la llanta ya no tendrá las mismas de soportar la velocidad, calor y peso, por lo que podría reventarse.

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La única solución recomendable es cambiar esa llanta por una nueva , de la misma marca y modelo con el objetivo de mantener las cualidades propias de tu vehículo además de la seguridad bajo cualquier clima o velocidad.

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