Sin importar el tipo de vehículo que tengas y por más elevada que sea su posición en el escalafón mercadológico del lujo, eventualmente todos requieren mantenimiento y/o reparaciones. En este sentido, es natural que muchas unidades nuevas se reciban con un calendario programado de servicios específicos. Inclusive, en el caso de algunos modelos, ese costo ya está cubierto por varios años (beneficio que suma en el proceso de decisión de compra).

Ahora bien, una vez que el periodo de garantía expira , algunos usuarios siguen apoyándose en el taller de servicio del concesionario. Por otro lado, incluso desde antes que venza la garantía, otros eligen acudir a talleres mecánicos ajenos a la red de servicio de la armadora.

¿Quién está en lo correcto?

Al respecto, existen distintas percepciones en los usuarios que en ocasiones se basan en realidades objetivas, pero en otras son prejuicios ya caducos. Aquí te ayudaremos a distinguir las verdades de los mitos, para que puedas tomar la mejor decisión. Adelantándonos un poco, te podemos decir que ambas opciones tienen sus ventajas. Así que sigue leyendo para descubrirlas...

“Recalls”, a favor del concesionario. Un factor que usualmente se desconoce como parte del servicio que ofrecen las armadoras es la posibilidad de que existan llamados a revisión (o recalls, como se les llama en inglés) para los vehículos. Es algo probable inclusive hasta después de 10 años de su compra inicial.

Cuando una campaña de recall está vigente, el concesionario realiza en los autos que apliquen las modificaciones necesarias o, bien, las sustituciones de las piezas definidas. Y el costo estará cubierto por la armadora. Es más, muchas veces estos cambios se hacen sin siquiera informar al propietario.

Por tanto, si te abstienes de llevar tu unidad al concesionario, te pierdes la oportunidad de actualizar estos componentes con lo que el riesgo de un fallo se queda latente. Y, como éste, hay muchas otras cosas que considerar...

Otro factor a favor de llevat tu auto al taller es que los técnicos están sujetos a capacitación constante . Cada modelo implica un protocolo de curso y técnica que la armadora imparte para estar actualizados. En un taller particular depende de la iniciativa del empresario el no quedarse atrás en las nuevas tecnologías o especificaciones que los componentes necesiten cuidar.

Además, para mantener cerca a los clientes, los precios del mantenimiento regular pueden ser relativamente módicos; aunque cada armadora decide su propia estrategia. Pregunta y pide presupuesto por escrito antes de decidir .

La cercanía del taller particular.

Cuando se considera recibir el servicio en un taller particular, suele ocurrir que el dueño o el técnico tengan una vocación y trayectoria de muchos años. Cuando tenemos la cercanía con el personal del taller recibimos un servicio personalizado y ellos conocen las características y puntos débiles en nuestro vehículo, sobre todo cuando ya acumula centenares de miles de kilómetros.

El ingeniero César González,

del taller Chegner en Monterrey, Nuevo León, considera que el atributo principal de un mecánico particular está en la flexibilidad del servicio.

“En los talleres particulares podemos ser más flexibles en los servicios”, dice. “Por ejemplo, en nuestro caso, una afinación mayor incluye lavado interno, cambio de bujías, cambio de aceite y filtro, limpieza de cuerpo de aceleración ductos e inyectores: es más extenso. En la agencia una afinación mayor solo puede implicar cambios de bujía y aceite”, dice.

Otro aspecto diferenciador es el criterio acerca de las refacciones al momento de una falla de componentes: “En los talleres, si es posible, buscamos el modo de reparar la pieza; en la agencia solo contemplan cambio de pieza completos, no hay reparaciones.” Este criterio lleva a una elevación de los costos para cambios de partes que, en ocasiones, resultan innecesarios.

Para González, es complicado definir qué implica tener un mecánico de confianza. “El tema está en qué tan transparente se es”. En su opinión, las concesionarias en ocasiones se apegan a manuales de servicio que no necesariamente aplican a las condiciones imperantes en nuestro país” dice. Como ejemplo, señala que una marca automotriz en México, por indicaciones de su manual, hacía el cambio de bujías de sus motores 1.8 en un momento en el que ya se le había formado lodo a las mismas. “Por ello, tuvieron que desarrollar un químico especial para esto. Si puedes hacer los servicios antes de lo que el manual indica, mejor. ¿Bujías que duran 100 mil kilómetros? Es mentira” dice.

Para el empresario, el reto para los talleres particulares es tener una correcta administración y que sean transparentes con el cliente. Es algo que usualmente tienen estandarizadas las agencias. “Como talleres particulares debemos darle esa comunicación y transparencia al cliente. Quitarnos el estigma de que el taller particular te va a pegar: muchas veces damos más servicios y estamos más comprometidos que la agencia. Transparencia, valores, atención y comunicación son factores para tomar en cuenta al elegir a un proveedor de servicio”, dice.

A veces, un factor superficial puede ser el aspecto del lugar, sobre lo cual comenta Luis Álvarez, del taller Alvantos: “La decisión se debe basar en las recomendaciones sobre el taller. Ahí se crea la confianza, para una relación óptima de taller-cliente. El que el taller esté bonito o feo no determina la calidad del trabajo”, dice.

La decisión. Ante estos argumentos, la sugerencia, como en cualquier adquisición, es: compara. Busca opciones, solicita presupuestos y apóyate en testimonios de Internet que te den pauta sobre la confiabilidad del proveedor. Sobre este punto, trata de no hacer mucho caso a los testimonios positivos demasiado escuetos: podrían haber sido publicados por personal del propio establecimiento. Tampoco des mucha importancia a los negativos que resulten fantasiosos, absurdamente quisquillosos o que aparenten estar publicados por despecho. Lo mismo sucede con testimonios subidos por usuarios que usan apodos, nombres de fantasía o con series de números, pues suelen ser cuentas falsas.

Vayas donde vayas. Independientemente si es una u otra opción la elegida por ti para el mantenimiento, al llevar el vehículo a reparación es importante ser previsor. La mejor manera de evitar sorpresas desagradables es reducir la exposición de nuestros bienes y siempre realizar una inspección cuidadosa del automóvil antes y después del servicio. Algunos puntos a considerar son:

1. Toma una fotografía del tablero: puedes hacerlo en secreto pero es mejor que te vean realizarlo. Así se previene que a algún técnico se le haga fácil tomar el vehículo para recorridos personales. Esto te servirá para tomar nota tanto del kilometraje marcado como del nivel de combustible disponible.

2. Inventario de llantas y rines: revisar el estado de ambos componentes, tanto los instalados como los de refacción será útil para asegurar que no te cambien las llantas o los rines sin que te des cuenta. Una foto puede ser útil aquí también (y que te vean tomarla).

3. Pintura y cristales: es útil validar y declarar en el inventario de recepción cualquier afectación antes de dejar el vehículo. En agencias y talleres suelen ser muy cuidadosos con esto. Aún así, no está de más que tengas claro el estado de tu auto cuando lo dejes.

4. Cero contenidos: no solo es ineficiente en cuanto a la economía de combustible sino que también es peligroso en caso de un accidente el hecho de cargar en nuestro vehículo objetos innecesarios. Zapatos, cajas, ropa, juguetes, artesanías, recuerdos, basura: nada de eso debe estar a bordo. Artículos de uso diario como audífonos, paraguas, cargador de celular, etc., es mejor dejarlos en casa cuando vayas a dejar el auto al servicio. Partes removibles como tapas de rines, tapetes o perillas hay que confirmar que estén presentes antes y después de llevar la unidad a mantenimiento.

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