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Es increíble como, más que en cuatro décadas la industria automotriz ha dado pasos agigantados en todos sentidos, el Mercedes-Benz Clase G se mantiene fiel a su convicción sobre todo en materia de diseño, porque en desempeño, eficiencia y tecnología es posible ver una gran evolución, con mayor razón cuando se trata de su generación más reciente.
Al no poder hacer más en términos de estilo, los ingenieros y diseñadores de Mercedes-Benz fueron a las entrañas de Clase G 2020 para dotarlos de una serie de innovaciones y tecnologías que lo pongan a la par del resto de la gama. Sinceramente, este Geländewagen -de ahí la denominación de G- estaba desapegado en ciertos menesteres de otras Clases de la marca alemana, pero ahora, con las soluciones hechas en el interior, en el motor, en el chasis e incluso en la carrocería es un auténtico Mercedes.
Solo existen tres elementos que se mantienen con respecto a su versión pasada, y son las cerraduras y bisagras de las puertas, la llanta de refacción montada en la puerta trasera y el estilo de los faros. De ahí en fuera, todo fue completamente renovado iniciando por la figura, que ahora es más aerodinámica gracias al completo rediseño de la parrilla, salpicadera, cofre, puertas, techo, defensas y cristales. Desgraciadamente, este último punto provoca sentimientos encontrados ya que, al tener cierta curvatura en los vidrios, ahora será necesario acudir al distribuidor para ordenar un cristal en caso de que se rompa o estrelle. Antes bastaba con un tomar la medida del vidrio e ir a una cristalería y colocarlo.
También hubo una evolución en las dimensiones y peso del Clase G . Al crecer la distancia entre ejes para beneficiar el espacio de los pasajeros de la segunda fila, el largo total es de cinco centímetros más que su predecesor. Igualmente, esa búsqueda de eficiencia, además de mejorar la aerodinámica, hizo que la masa disminuyera 150 kilogramos gracias al uso del aluminio en partes de la carrocería y chasis.
Al igual que su estilo, hay algo que no cambió en este nuevo Clase G 2020 y es la apertura de la puertas. Además de mantener las bisagras y las manijas con botón, el sonido originado al cerrar la puerta es el mismo desde hace 40 años. Tampoco existe apertura y cierre remoto: todo es a la antigua a través de la llave. Aquí no se trata de ahorro de costos, sino de tradición.
Una vez que se entra al vehículo, después de abrir la puerta metiendo la llave se escucha el cierre de ésta como si se tratara de un auto antiguo. El ambiente que hay es el acostumbrado en un Mercedes-Benz: materiales y ensambles de alta calidad es lo primero que llama la atención, como se mencionó, ya no hay distinción entre un Clase G y el resto de la gama. Además de este nivel de lujo, existe una completa evolución en materia de tecnología.
Sin importar que se trate de un vehículo enfocado al off-road, los aditamentos tecnológicos son similares a los que existen en un Clase S, por ejemplo. Destacan las dos pantallas de 12.3 pulgadas que sirven para transmitir el cuadro de instrumentos y el sistema de medios. Esta última, además de permitir controlar el sistema de audio de 15 altavoces, el aire acondicionado y el navegador, da la oportunidad de visualizar el sistema de cámaras de 360 grados y acceder a la información del vehículo.
A esto hay que sumar una serie de menesteres que permiten un mayor confort en el vehículo, tal es el caso del quemacocos de apertura completa, la iluminación ambiental de LED de 64 tonos, los asientos traseros tomados del GLE y los delanteros del Clase E . Estos últimos destacan por ofrecer masaje -relajante o energético- y sujeción activa, esto quiere decir que retienen del conductor o copiloto dependiendo si se toma una curva a la izquierda o derecha.
Si bien desde lo visual los cambios no son tan drásticos, en el tema de desempeño el avance es gigante, sobre todo cuando se trata de rodar en el asfalto. En el nuevo Clase G la conducción mejora en capacidad de aceleración, estabilidad, insonorización y confort de marcha. Esto es posible gracias al nuevo motor V8 de 4.0 litros, a la caja de ocho cambios, a la rigidez del bastidor, a la suspensión delantera independiente y la dirección que pasó de ser hidráulica a electromecánica.
Encima de estas reformas, la postura del vehículo puede ser adecuada desde un botón que selecciona el modo de manejo: Confort, Sport, Eco, Individual. Por medio de estas modalidades, es posible alterar las características del motor, transmisión, suspensión, asistencias y dirección.
Cada uno de estos modos tiene un fin específico. El mejor papel se obtiene al seleccionar el estilo Sport. Con éste, la respuesta del acelerador es más eficaz cuando se presiona a fondo, incluso el sonido del escape es mucho más grave para demostrar la cantidad de poder. Ese estigma de que se manejaba como un “camión” ha dicho adiós. Es más, se puede decir que el manejo es muy parecido a un GLE, por ejemplo.
Dado que desde su nacimiento el Clase G ha sido reconocido por sus grandes capacidades off-road, no había mucho que hacer en este rubro. Teniendo en cuenta lo anterior, los ingenieros de Mercedes-Benz lo único que hicieron fue imponer lo último en tecnología de conducción todoterreno para hacer de este trabajo una labor más sencilla.
A diferencia de lo acostumbrado, este SUV equipa tres bloqueos de diferencial –delantero, central y trasero- que pueden ser elegidos sin necesidad de activar la caja reductora. Además, es posible activar este último dispositivo sin necesidad de tener que detener el vehículo como comúnmente se hace. Estos componentes van emparejados con la adaptación de los amortiguadores, la dirección, el acelerador y la caja de velocidades para asegurar un control óptimo y la máxima capacidad para todo terreno.
Todo lo anterior, más la configuración y rigidez de la carrocería, y la suspensión independiente hacen que no existan límites cuando se trata de escalar o descender un montaña, pasar por lodo, arena o rocas.
Si el Clase G era uno de los vehículos más admirados y añorados, ahora, al mejorar su desempeño sobre los caminos pavimentados y agregar la misma tecnología que los demás modelos Mercedes-Benz, es que se puede decir que este SUV es uno de los autos más completos que puedan existir.
A su vez, esto hará que su popularidad en nuestro país sea mayor todavía. Pues, sin importar su precio, el mercado mexicano es uno de los que más compran este vehículo que junta lujo con capacidades de conducción todoterreno. Muestra de ello es que mientras que México ocupa el lugar 24 de las ventas de Mercedes a nivel mundial, el Clase G es tan popular en tierras mexicanas que hace lo propio en el número 10. Su versión 2020 estará disponible con un precio a partir de los 2 millones 999 mil pesos.