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A estas alturas del partido, Mazda CX-50 no es ninguna novedad. Es un producto que, con bombo y platillo, la firma japonesa lleva anunciando desde hace casi un par de años y que, finalmente, entró a producción para satisfacer la demanda del mercado norteamericano.
No monta un nuevo motor, ni tampoco estrena plataforma jamás antes vista. Sin embargo, es un producto que, por diversos motivos, ha generado un gran tema de conversación en México. Dentro de la marca lo saben y, para contestar todas estas dudas previo a su llegada oficial a los pisos de ventas nacionales, la firma japonesa organizó una prueba de manejo en las montañas de Vancouver, Canadá.
¿Por qué en esta latitud del planeta? La respuesta es sencilla: este es el tipo de lugares para el que está pensado la camioneta. Su hábitat natural es la aventura. Salir a buscar nuevos caminos (no tan complicados) es parte de su desarrollo y qué mejor que adentrarnos en las nevadas montañas de Whistler, Vancouver, para ponerlo a prueba.
¿Se trata solamente de una SUV con deseos de ser algo más o es en realidad eso que necesita la marca para seguir por el camino de marcar tendencia? En las siguientes líneas te contamos algunos de los detalles que pudimos vivir con la camioneta a poco más de seis mil kilómetros de casa.
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De carácter aventurero
Hacen falta tan solo unos cuantos minutos frente a CX-50 para darnos cuenta que pide a gritos salir del camino en búsqueda de la aventura. Desde las salpicaderas ensanchadas, hasta las defensas fabricadas en plástico robusto, por donde sea que le mires, se nota que Mazda puso especial empeño en el que se vea como un vehículo con carácter sobante.
Algo que llama nuestra atención desde el principio es la forma en la que las proporciones de CX-50 engañan a nuestra mente. Es, técnicamente, menos alta que CX-5 y tan solo unos milímetros más ancha, pero pareciera que es mucho más grande. Esto, en gran parte, se debe a todos estos trucos estéticos que Mazda sabe hacer bien, como perfiles alargados y trazos fluidos.
El punto de arranque de la ruta es en el centro de Vancouver, lugar dominado por edificios altos y de diseño elegante. A decir verdad, a pesar de su estética off-road, la camioneta no desencaja en un ambiente citadino. Incluso, parece coquetear entre el borde de lo irreverente y lo informal, sin caer en vulgaridades.
“Queremos que sea un producto con un ADN al estilo americano, sin que se olvide de los detalles finos japoneses,” comentó Naoki Okano, quien fuera responsable de la ingeniería de CX-50 y ahora toma el puesto de la viceprecidencia de la planta en donde se fabrica la camioneta, ubicada en Alabama.
Mazda acertó en darle a los compradores un producto diferente, pero similar, a lo que tienen en su portafolio. Toma toda esta inspiración en la naturaleza y la aventura y la plasma a su propio modo, siguiendo la filosofía Jinba- Ittai que los ha caracterizado en los últimos años.
Utilidad vibrante
CX-50 está pensada para las personas que, ocasionalmente, saldrán en búsqueda de la aventura. En ese sentido, la firma japonesa desarrolló este vehículo sobre su plataforma de séptima generación (y no sobre la arquitectura LARGE) para que fuera un producto más robusto.
Como era de esperarse, tiene tracción en las cuatro ruedas gracias a un tren de poder conformado por el motor 2.5 litros turbocargado con 228 caballos de fuerza y 310 lb-pie de par.
Emilio López, Gerente de producto para Mazda de México, nos explica en el lugar que, a pesar de ser el mismo motor que encontramos en otros productos de la firma, este tiene un ligero retoque que lo hace más dinámico.
Se trata de un cambio en el turbocargador. Ahora, en lugar de ser de propelas convencionales, tiene un esquema “twin-scroll” que mejora la respuesta desde bajas revoluciones. Con esta solución, Mazda apunta a un manejo más dinámico y, por ende, más divertido.
Otra numeralia de esta SUV incluye una relación de compresión de 10.5:1, 1,765 kg de peso y un largo de 4.7 metros de largo (15 cm más que CX-5). De igual manera, a pesar de ser más baja en altura total que una CX-5 (1.61 metros), su altura el piso es ligeramente más bondadosa para aquellos pasos sobre caminos difíciles.
Antes de salir a ruta, nos dan unas últimas indicaciones a tomar en cuenta. El camino estará ligeramente congelado en algunas partes y, para cruzar a salvo, hay que activar con el nuevo modo de manejo todoterreno que analiza la tracción de los neumáticos y distribuye el par necesario entre los ejes para optimizar la tracción.
Este sistema analiza más de 200 veces por segundo las condiciones de tracción y, en ciertos casos específicos, puede enviar casi la totalidad del poder al eje trasero para salir de situaciones complicadas.
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Una sensación diferente
Arrancamos y, los primeros trayectos citadinos, notamos que CX-50 se percibe cómoda y de proporciones adecuadas para calles cerradas y tráfico cotidiano. Eso sí, los rines de 20 pulgadas hacen que las vibraciones a la cabina sean ligeramente más perceptibles.
Parte importante de un buen paso por el tráfico es qué tanto la camioneta puede hacer para que tu trayecto sea más ameno. Aparte de activar la calefacción de asiento y volante, podemos poner música mediante Apple Carplay inalámbrico.
De ahí en fuera, el sistema operativo de CX-50 es, básicamente, el mismo que hemos conocido desde sus últimos vehículos. La pantalla central sí es táctil, pero solamente en ciertas ocasiones en las que el sistema lo permite, como en la manipulación de mapas.
De ahí en fuera, mucho se tendrá que seguir operando mediante la perilla rotativa que está colocada en la consola central. El comportamiento es orgánico, pero en un vehículo de este segmento se agradecería una pantalla ligeramente más grande y algún “guiño” que nos brinde datos off-road como inclinación de la camioneta o entrega de potencia en los ejes.
El clúster digital muestra el modo de manejo en el que se encuentra la camioneta y, como era de esperarse, brinda información del viaje como consumos de combustible, kilómetros recorridos y autonomía restante.
Algo que notamos, casi instantáneamente al subirnos a CX-50, es la calidad de materiales sobresalientes. Tiene algunos plásticos rugosos, pero en general se encuentran en la parte baja de la camioneta, cercana a las puertas, para que no haya problema al lavarlo si se ensucia.
El tacto que se percibe en volante, palanca y tablero está muy por arriba de lo que una marca “generalista” podría ofrecer. Esto, de algún modo u otro, reafirma el mensaje que Mazda ha estado mandando desde hace algún tiempo: querer ser una marca que ofrezca un poco más.
Todo, absolutamente todo, del interior de CX-50 está donde debería de estar. No hay botones colocados en posiciones extrañas, ni comandos complicados para subir o bajar la intensidad del aire acondicionado. Esto se agradece en una época en la que las marcas piensan que, por poner todo en la pantalla central, ya están a la vanguardia de la tecnología.
Equilibrio
Como fanático de los autos que tiene la posibilidad de dedicar sus horas laborales a probar coches, la emoción siempre estará presente. Sin embargo, en esta ocasión se sentía algo diferente. No me malinterpretes, querido lector, porque la emoción definitivamente estaba presente, pero dominaban más los nervios.
Esto, principalmente, fue porque nos acababan de decir que nuestra misión era subir a una montaña nevada en Whistler, donde los caminos se habían congelado y la temperatura estaba a -16 grados centígrados. Uno nunca espera que pase nada en la ruta, y debíamos de confiar plenamente en las capacidades de CX-50 para regresar con éxito por la tarde a nuestro hotel.
Luego de nuestro paso por la ciudad, es momento de tomar carretera y aventurarnos hacia las montañas. Los paisajes son dignos de cualquier película de ciencia ficción en donde el protagonista viaja a un mundo inexplorado completamente verde y nevado.
Las primeras curvas vamos conociendo el límite de CX-50. El camino está congelado y, en una ocasión, los sistemas de seguridad de la camioneta frenaron un poco nuestro paso por una curva y activaron el control de tracción para asegurarse de que saliéramos sanos y salvos del camino.
Podríamos pensar que, como fue pensada para la aventura, sería incómoda de manejar. La realidad es completamente diferente. Se percibe como una SUV convencional a la que, ocasionalmente, le puedes pedir un poco más fuera del camino y sin problema te responderá.
Seguimos subiendo y cada vez más nos entendemos con CX-50. Llega el momento de salir de la carretera hacia un camino de piedras para alcanzar un mirador y, a pesar de estar resbaloso y complicado, esta SUV parece no inmutarse de los retos.
Podríamos decir que, en términos generales, CX-50 es un producto perfectamente balanceado. Mezcla la comodidad y practicidad de una camioneta cotidiana, con las habilidades de un ocasional todoterreno que no tendrá problema en buscar aventuras.
Su llegada a México está confirmada y lo hará en una sola versión. El precio será de 849 mil 900 pesos, sin opcionales, y debía de estar disponible en los pisos de venta de la marca en estos días.