A pesar de ser una marca considerablemente joven, Infiniti nació con un principio distinto a lo que es hoy en día. Surgida como una marca que compensaba las pocas exportaciones de vehículos japoneses hacia los Estados Unidos en la década de los ochenta con la venta de grandes sedanes adaptados al gusto de los vecinos del norte, hoy es una de los mayores referentes en cuanto a innovación tecnológica , ya sea en Fórmula 1 o en sus vehículos de producción masiva.
Para muestra, la hazaña de haber logrado la construcción exitosa del primer motor turbo de compresión variable . Un registro que debe ser juzgado de la misma manera que es considerado el inicio de producción de modelos tan relevantes como el Beetle, el Corolla y hasta el mismo Model T de Ford.
El traje a la medida de tan sobresaliente logro mecánico es el nuevo QX50 , el crossover mediano de la marca que ha sido reconfigurado de tal manera que Phillip Heldt, director general de Infiniti en México, considera que podría colocarse como el modelo más vendido de la marca en nuestro país.
Por si esta combinación de factores de relevancia no fuera suficiente, el Infiniti QX50 representa la mayor fuente de expectativas para la marca a nivel global con un origen nacional, pues este modelo será producido en la planta que la compañía tiene en el estado de Aguascalientes.
A causa de la relevancia que este producto tiene para sus intenciones en el espectro global, fuimos invitados al estado de California en Estados Unidos para manejarla de manera anticipada a su llegada a México.
El nuevo QX50 se construye en el complejo que Infiniti y Mercedes-Benz tienen en Aguascalientes , donde además de colaborar en mano de obra, comparten elementos en su arquitectura.
Lógicamente, el principal factor de atracción en este producto es el motor con 2.0 litros de desplazamiento con la capacidad de modificarse de acuerdo a sus necesidades para tener una compresión de 8:1 o bien, de 14:1, ya sea que se necesite un desempeño deportivo o bien, mejorar la eficiencia de consumo de combustible.
Esta capacidad de adaptación es posible gracias al ajuste de la altura a la que puede operar cada uno de los pistones, de manera que un sistema multienlace detecta las condiciones de funcionamiento del QX50 para tener o un comportamiento que es similar al del V6 que reemplaza o bien, dar las cifras de consumo de un cuatro cilindros convencional.
Infiniti señala que este mecanismo es capaz de mejorar el consumo de combustible en 27% en comparación al motor que lo habría equipado si no existiera el VC-Turbo.
Otro beneficio que se obtiene del VC-Turbo es el poder lograr niveles más bajos de ruido y vibración que los motores de combustión interna convencionales, particularmente el diesel, ya que es más liviano y más compacto que las unidades V6 con potencia comparables.
El comportamiento de este motor en acción es bastante notorio, pues desde el momento en el que se posa el pie sobre el acelerador, la sensación de un motor ajeno a todo lo conocido es evidente.
Inicialmente, por el hecho de que desde bajas revoluciones, la capacidad de arrastre se hace presente, pues el vehículo tiene un empuje sobresaliente, una característica reservada a modelos eléctricos o bien, diesel. Sin embargo en el nuevo VC-Turbo es posible tener esta prestación sin la ausencia de una entrega de poder progresiva y sin la sensación de una energía artificial.
Al saber que este reaccionario motor estaría acoplado a una transmisión continuamente variable, la lógica nos lleva a pensar que se ha arruinado una tecnología de punta con otra naturalmente desactualizada. Sin embargo, en este caso la programación de la CVT es tan precisa, que incluso al andar en carretera y calle podríamos considerar que se trata de un mecanismo de doble embrague, pues son imperceptibles las interrupciones entre el cambio de marcha.
Puertas adentro, es plausible el esfuerzo que ha hecho Infiniti en aras de ofrecer algo distinto a lo presente en la normalidad de los vehículos de lujo que ofrecen los fabricantes alemanes.
Sin embargo, esto no representa algo que favorezca a Infiniti en relación a sus rivales a vencer, pues padece el mal que eternamente ha aquejado a la marca, la falta de definición de sus materiales en interiores.
En el nuevo QX50 se vive un encuentro de texturas, colores, materiales y conceptos que más allá de convivir, compiten los unos contra los otros. Esto en el sentido de encontrar en los paneles de las puertas aluminio, alcántara azul y una imitación de madera maple entre tonos blancos y plateados. En la consola central hace presencia de nuevo la cobertura del terciopelo azul con costuras contrastantes y todo para rematar con colores cafés en el volante y techo (ambos de distintos materiales).
Si bien la selección de los materiales no merece queja alguna, el ensamble de éstos deja mucho que desear una vez comparado con los de la competencia alemana y su casi impoluta ejecución en la unión de componentes
Todo esto puede rayar en la línea de lo relativo, pues puede que haya quien disfrute de su ejecución, sin embargo, es considerablemente desacertado proveer a un modelo que llegará a México en junio alrededor de los 800 mil pesos con los mismo botones que encontramos en modelos de gama baja de Nissan. Tal es el caso de los elevadores en las ventanas, tablero y controles en el volante.
El nuevo Infiniti QX50 llegará al mercado mexicano en junio de 2019 con dos variantes en equipamiento