No es para menos que, en días recientes, el debate central en los medios de comunicación y el entorno político gire alrededor de la reforma eléctrica que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha presentado al Poder Legislativo.
Al estar al borde de una transición, donde las compañías que fabrican autos dejan de invertir dinero en el desarrollo de motores a combustible para favorecer a los propulsores eléctricos, esta inicia tiva resulta sumamente importante en el futuro inmediato de la industria automotriz de nuestro país.
Frente a ese escenario, son varias las voces de la industria automotriz que muestran preocupación por algunos de los puntos que se mencionan en la propuesta de reforma. De hecho, algunos de los ejecutivos de las empresas del rubro más importantes de nuestro país me han expresado que, de aprobarse esta iniciativa, México perdería competitividad y la manufactura nacional daría varios pasos hacia atrás en el camino que ha recorrido.
Todos ellos pidieron mantener su identidad en el anonimato frente al riesgo de una consecuencia comercial. Sin embargo, coinciden que en los próximos días se definirá el futuro de la industria automotriz nacional con el resultado de esta reforma en los congresos.
“Si pasa la reforma del presidente Andrés Manuel López Obrador, nuestra industria pasará de ser el segundo aporte al producto interno bruto a ser una simple maquiladora de autos para el tercer mundo. Los planes de las compañías automotrices están volcados hacia la construcción de autos menos contaminantes y esta iniciativa representa un retroceso en el tiempo”, señaló uno de los consultados.
Un directivo remarca que uno de los puntos a los que más atención hay que poner en torno a esta reforma es la ausencia de propuestas de energías renovables. Señala que, en la cartera de proyectos de la CFE hasta 2025, no se tiene contemplado el desarrollo de parques de energías limpias y esto resulta sumamente importante en el futuro de las inversiones de las compañías automotrices.
“Uno de los objetivos más urgentes para los grandes consorcios automotrices a nivel global es la neutralización de las emisiones de carbono en todo el proceso productivo. Y, en ese sentido, si no se garantiza que un porcentaje importante de la generación de energía de México proviene de fuentes limpias, podemos irnos haciendo a la idea que las plantas de autos de los próximos años no se instalarán en nuestro país”, señala una de nuestras fuentes.
Pareciera complicado pensar que las compañías de autos dejarán de producir autos de la noche a la mañana, dependiendo del futuro de la iniciativa de reforma propuesta. Sin embargo, un escenario que luce muy probable es que México deje de ser uno de los puntos geográficos más importantes del planeta para la producción de vehículos que pueden ser vendidos en todas las regiones del mundo y, en su lugar, la manufactura nacional se dedique al ensamble de autos de corte regional como sucede en los complejos industriales de India.
Por otro lado, uno de los consultados compartió datos provenientes de un informe realizado en mayo de 2021 por la Agencia Internacional de Energía, donde se señala que el 80% del refinamiento del litio y el 90% del empaquetamiento para uso comercial de este mismo material se realiza en China.
En este escenario, considera el entrevistado, resulta peligroso tomar una postura proteccionista en la explotación de esta materia prima si se desea iniciar una industria que desarrolle baterías eléctricas con fines comerciales.
Habrá que estar atentos a esta reformas.