Los avances en la seguridad de los autos modernos han favorecido a que haya menos accidentes y que los registrados tengan un menor impacto a nuestra integridad física.
Como consecuencia a la presencia de más asistencias a la conducción, los vehículos de la actualidad son más fáciles de manejar y a menos de que cometamos alguna tontería, son imposibles de perder del control. Sin embargo, esto no siempre fue así.
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A lo largo de la historia del motor, han habido ejemplares que han resultado todo un desafío de conducir pues, ya sea por su extraña configuración mecánica o por la descomunal potencia con la que estaban dotados.
Por esa razón, hemos hecho una recopilación de solo algunos de los ejemplares que han significado un reto al volante.
El primer auto del pueblo es uno de los autos más difíciles de manejar por diversas razones. Naturalmente, la primera es porque prácticamente nadie estaba acostumbrado a operar un carro de motor de combustión interna hasta entonces.
Sin embargo, incluso hoy, el más ducho de la conducción puede tener problemas para operar un Ford Model T, ya que cuenta con uno de los mecanismos más extraños para echarlo andar.
El Ford Model T cuenta con un mecanismo en el volante en el cual se tiene que controlar la chispa de la ignición con la admisión de combustible al motor para arrancar el coche. Esta no es una tarea nada sencilla y si le sumamos que es un vehículo que no tiene ningún tipo de asistencia a la conducción, ponerte al volante de este vehículo requiere mucha destreza, paciencia y conciencia de que hay que pagar una fortuna en caso de chocarlo.
La marca checoslovaca que el tiempo ha reconocido como la creadora del Vochito tuvo un ejemplar que, a causa de la complejidad para ser manejado, fue conocido como “el auto mata nazis”.
Y es que Tatra fue obligada a inicios de la década de los 40 a producir un vehículo para que los oficiales alemanes de la Segunda Guerra Mundial se pudieran transportar entre ciudades.
Sin embargo, su construcción y distribución de peso fue una trampa mortal para más de un soldado alemán que lo conducía.
Este vehículo contaba con un motor trasero V8 refrigerado por aire y ejes oscilantes, lo cual lo volvía un auto imposible de controlar por el sobreviraje de tener todo el peso en la cola del auto.
Generalmente considerado como uno de los “peores autos de la historia”, el Robin era un modelo producido por la extinta firma británica Reliant Motor Company que se produjo por un periodo de 30 años y tres cambios generacionales.
Su mala fama se debe a que debido a la configuración mecánica, su manejo era sinónimo de peligro.
Para empezar, el Reliant Robin solo contaba con 3 llantas con una distribución de una en el frente y el resto en la parte trasera.
La llanta delantera estaba conectada directamente a la dirección del volante, mientras los neumáticos traseros eran controlados por el motor, el cual estaba ubicado en el frente del auto.
Ante esta distribución de peso, no era nada difícil volcar el auto al momento de hacer una vuelta cerrada a alta velocidad y así lo demostró el equipo de Top Gear.
Una verdadera trampa mortal para el conductor promedio, pues si el Dodge Viper “regular” en sí mismo un reto de conducir por la configuración de motor delantero y poder descomunal, la variante ACR llevaba este principio al límite.
El Viper ACR tenía un motor V10 que generaba una potencia superior a los 650 caballos de fuerza , aceleraba de 0 a 100 km/h en 3.2 segundos y estaba acoplado a una transmisión manual de seis velocidades.
Su capacidad de torsión era de 600 libras-pie de torque y al tener ubicado el motor en la parte delantera, el vehículo sobreviraba a la menor provocación, lo cual a altas velocidades era la receta perfecta para sufrir un gran impacto.