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Al desarrollar un auto para volumen, los diseñadores procuran ofrecer soluciones mesuradas, prácticas, orientadas a función y que brinden satisfacción a todos los mercados posibles. Pero dentro de esos mercados hay uno que buscará convertir el auto en una extensión de su estética personal, la cual para algunos en específico es una gama ecléctica de rococó, colonial, Baja 1000 y vaquero.
Cada uno de los entusiastas que se apoyan en el uso de pasta, pegamento, una sierra caladora y auto afirmación determinan que saben más que cualquier desarrollador, y aplican su ingenio en una espiral de desafortunadas mutaciones al vehículo al alcance.
Tanto en entorno urbano, pero especialmente en el rural brillan estas catedrales del capricho, y sin necesidad de volcar el presupuesto del año entero, bastan pequeños detalles para dar ese tono al vehículo. Ornamentos funcionales o no funcionales, e incluso partes mecánicas especiales pueden hacernos sentir parte de esa élite que han hecho de los vehículos la expresión de su personal visión estética. Más allá de la estética del alerón y la calca de vinil que la franquicia de Rápido y Furioso impulsó en la última década, el gusto rústico quedaría implantado por las series y películas que les abrieron camino directa o indirectamente, desde los Dukes de Hazzard, su antecedente Moonrunners, Smokey and The Bandit, Mad Max y Vámonos con Pancho Villa:
Pomo para palanca de velocidades heróico
No todas estas adiciones con identidad ruda son hacia afuera: un detalle nacional está en la sustitución del pomo de la transmisión por una esfera de resina acrílica de las figuras más populares entre las películas de super héroes.
Gran complemento al viajero heroico que ha cruzado desiertos y la jungla de asfalto de manera diaria sin un digno reconocimiento.
Cubreasientos con bolitas de madera
Esta pieza de ingenio nacional brinda masaje para viajes largos, previene la acumulación de humedad en la espuma de poliuretano del asiento y permite viajar con más frescura. El desarrollador de partes de interior Faurecia apenas está por incorporar a sus componentes una función de ventilador que mantenga al conductor alejado de su propia sudoración, pero este viejo aditamento provoca ese conveniente efecto.
Tumbaburros
Todo vehículo de carácter necesita esta protección. Ya sea en acabado negro mate, cromado o bien abiertamente óxido, entre más pequeño el vehículo que lo reciba, más voluminoso aparecerá. Seguramente la resistencia a la deformación del tumbaburros superará a la del chasis del Spark, Tsuru o Matiz al que se le coloca, pero lo importante es no andar indefenso. Si además se le añaden faros complementarios el paquete estará completo. El máximo exponente es adaptarle una figura de peluche.
Wrap de "fibra de carbono"
Reemplazar nuestro cofre de lámina por uno de fibra de carbono puede ser más costoso que el valor total de nuestro coche. Sin embargo, si lo que buscamos es que éste nos haga pensar que contamos con piezas orientadas a un ahorro de peso (con su inherente apariencia estética), existe una opción que puede ser instalada en exteriores o interiores de nuestro auto.
Se recomienda la instalación asistida de un profesional.
Tomas de aire falsas
Si a los cuatro mesurados cilindros de nuestro deportivo sedán familiar noventero económico no les basta con el flujo aerodinámico regular de la parrilla frontal, será necesario adaptar una o más tomas de aire en el cofre. No importa que esté tapada, no dejemos que la califiquen como “no funcional” si su función es servir de ornamento. Si la forma o el precio de las partes disponibles en la refaccionaria local no nos satisfacen podemos hacer la nuestra con unas pinzas y reciclando alguna lámina de ducto o tambo plástico disponible en el entorno.