Solas o acompañadas, las mujeres van al volante.
Y es que las cosas han cambiado para bien: es una evidencia más del poder que han recuperado y de cómo el género no tiene nada que ver con decisiones como el tipo de transporte o de vida que se prefiera. Así, el lugar de una mujer está donde ella misma quiera, ya sea a cargo de una empresa o, bien, rodando por alguna carretera solitaria. Y, para demostrarlo, nos reunimos con las integrantes de Las Marías MC , un club de chicas motociclistas que busca inspirar a más mujeres para vivir al máximo su libertad en los caminos.
El inicio de Las Marías. Carla “Blackbird” Henkel tenía cinco años cuando recibió su primera motocicleta. Al ser su papá un motociclista, esto no resultó ajeno para ella. Desde entonces comenzó a hacer viajes al cerro del Ajusco acompañada por él para mejorar su técnica. “Era muy natural, fue como aprender a andar en bicicleta”, dice.
Por mucho tiempo participó en rodadas con los amigos de su papá, quienes la hacían sentir presionada porque, para ella, el estilo de manejo de los hombres es muy distinto al de las mujeres. Incluso llegó a tener un accidente por ese apremio que sentía. Así, se le ocurrió ir a pasear en moto con amigas en vez de citarlas para tomar café en la ciudad. Poco a poco se fueron agregando mujeres a esta iniciativa hasta que formaron el moto club Las Marías.
Lucy, Taps y Maymay, integrantes del club,
coinciden en que lo más importante para que una mujer se meta al mundo del motociclismo es que “se aviente”, que supere sus miedos como ellas lo hicieron alguna vez y que lo disfrute sobre cualquier cliché o prejuicio. “Las Marías es un movimiento revolucionario en el que no vamos a dejar de hacer lo que nos gusta hacer solo porque alguien nos dice que no podemos” dice Blackbird.
Las miembros consideran que el movimiento feminista es la esencia de Las Marías o , al menos, tratan de impulsar el movimiento desde el motociclismo. Intentan fomentar “la fuerza de la mujer” al elegir las dos ruedas como un estilo de vida.
Incluso escogieron su nombre a partir de una leyenda urbana de dos mujeres que, en la época del Porfiriato, desafiaron a la autoridad y salieron a caminar a la calle, como era su costumbre, aunque se ordenó un toque de queda en la ciudad. Las mujeres eran conocidas como “Las Marías”.
“Rompemos con paradigmas como el que tienes que ser hombre o alguien muy masculino para manejar”, dice Taps. Otra idea que buscan romper es que existen motocicletas específicamente para mujeres, debido a que son más bajas o más ligeras (como la Triumph Boneville, la Ducatti Monster 696 o la Harley- Davidson Street 750); MayMay y Lucy dicen que esto no es cierto pues la moto se escoge a partir de las necesidades y gustos del conductor, no de su género. “A otros grupos de motociclistas de hombres les llama la atención nuestro club, les gusta estar acompañados de mujeres y les atrae nuestra tenacidad. Nuestra relación es excelente; incluso nos apoyan mucho. Al final, creo que, si eres motociclista, ya tienes un código. No importa el género, ya hay un entendimiento” dice Blackbird.
Blackbird es diseñadora; Taps, arquitecta; Maymay, productora de cine; y Lucy es bailarina.
“Aunque tenemos un logo, cada una somos la imagen de Las Marías, es la marca de nuestra individualidad”. Todas coinciden en que superaron los estereotipos y miedos cuando decidieron subirse a una moto por primera vez. Ahora esas ideas se fueron y cada vez que “ruedan” lo que sienten es libertad.
La líder asegura que no hay más requisitos para entrar a Las Marías que cumplir un kilometraje con ellas y desarrollar cierta afinidad, relación que se da con el tiempo. Sin embargo, Henkel destaca que, “cuando ves a una María, en ese mismo instante la vas a reconocer pues son mujeres de carácter fuerte, identificadas por sus actitudes y su liderazgo”, dice.
“Ser una María es un honor muy grande, pues no muchas chicas tienen un grupo de motociclistas. Me invitaronr al club Ducatti, pero Las Marías son una familia” dice Lucy, una de las 12 integrantes del club.