Juan Manuel Fangio
es una de las figuras más reconocidas en el automovilismo deportivo. El piloto argentino fue 5 veces campeón de la Fórmula 1 y casi durante medio siglo fue el conductor más exitoso de la máxima categoría.
Era tanta su reputación a nivel mundial, que Cuba organizó su propio Gran Premio con tal de tener a Fangio en el país para fotos de propaganda. El gobierno del dictador Fulgencio Batista sabía que tener a Fangio en la foto oficial del evento le daría una buena reputación ante el mundo.
En 1957 se celebró el primer GP de Cuba sin ningún problema, abriendo así las puertas para volver el próximo año. No obstante, en 1958 el movimiento revolucionario 26 de julio le robó las cámaras al evento, y fue por una maniobra un tanto arriesgada.
Un día antes del Gran Premio, Juan Manual Fangio se encontraba comiendo junto con Stirling Moss en el Hotel Lincoln, cuando sintió que se le acercó una persona por la espalda y desenfundó su arma.
“Disculpe, Juan, me va a tener que acompañar,” comentó el joven Manuel Uziel, guerrillero de la milicia de Fidel Castro a Fangio. Según cuentan, Moss quiso evitar el hecho, pero Uziel lo amenazó con la pistola diciéndole que, si se movía, le disparaba.
“No quiero hacerlo, pero si usted se mueve hay fuego ,” gritó en el restaurante del hotel para calmar a Moss. En cuestión de segundos, Juan Manuel Fangio había sido secuestrado a la luz del día y a pocas horas del GP de Cuba.
Fangio, quien había clasificado en primer lugar de salida en su Maserati , se retiraba del lugar con sus captores. Salieron en tres autos diferentes, cada uno en dirección contraria para distraer a todos.
Lejos de los secuestros “usuales”, los captores de Fangio se comportaron excelente con el piloto. Lo primero fue pedirle disculpas y le explicaron que no era nada personal, ni con ánimos de obtener algún beneficio económico.
No pensaban hacerle daño. Fangio solo pidió una gorra y lentes para salir del lugar sin ser reconocido, pero le fueron negados. Acomodaron al argentino en la parte trasera de un auto y ahí viajo a la casa de seguridad de los secuestradores.
“Si es por una buena causa, no tengo problema de estar aquí,” comentó el piloto argentino a sus captores. Según Fangio, ese día pasaron dando vueltas por la ciudad y por la noche durmió en la mejor cama del lugar, además de que le prepararon de cenar lo que él quisiera.
El gobierno de Fulgencio se encontraba con las manos atadas. No sabían donde estaba Fangio, la estrella del GP, y pensaban en cancelar el evento. Sin embargo, de no continuar con la carrera, sería una victoria para el ejército revolucionario y no podían permitirse eso.
Así, a la mañana siguiente, el GP de Cuba arrancó sin Fangio en la parrilla de salida. Los secuestradores le dieron una TV al piloto argentino para que pudiera ver la carrera. Algunas personas declaran que no quiso verlo, pero el propio piloto relata otra cosa.
“A la mañana siguiente, me dieron un té y me acercaron una pantalla para que pudiera ver la carrera. Al principio no quería verla, pero después cambié de opinión,” comentó Fangio en una entrevista.
La carrera fue una tragedia. En la vuelta 6, el auto de Armando García Cifuentes perdió el control en una glorieta y se estrelló contra el público del lugar. Fallecieron 6 personas y resultaron heridas cerca de 30 más.
Ni aún así el régimen paró el GP, pero comenzaron las protestas por lo ocurrido y la desaparición de Fangio. A los pocos minutos se suspendió la sesión y declararon ganador a Sterling Moss.
Fangio siempre creyó que, de manera fortuita, los secuestradores lo salvaron de un trágico accidente . “Estos señores me hicieron un favor, yo sabía que esa glorieta era peligrosa y, al estar en primer lugar, seguro iba a sufrir un accidente,” señaló Fangio.
Pasada la carrera y habiendo logrado su cometido, llegó el momento de liberar a Fangio. No obstante, los secuestradores temían por la vida de Fangio por una sencilla razón: la dictadura.
El temor era que, al momento de liberar a Fangio, la policía asesinara al piloto para echarle la culpa a los rebeldes. Una vez más, el pentacampeón de la F1 aportó una idea al plan.
Fangio sugirió ser liberado en la embajada argentina de La Habana, donde estaría seguro. El encargado de esa zona era Raúl Lynch Guevara, primo del famoso “Che” Guevara. Así, de madrugada y luego de 27 horas privado de la libertad, Fangio fue dejado en la puerta de la embajada sin hacer mucho ruido.
“Nunca me vendaron los ojos, me pidieron disculpas 100 veces y me trataron como rey. Yo le dije que si me habían secuestrado por una buena causa, yo estaba de su lado,” argumentó Juan Manuel Fangio en entrevistas a medios después de lo sucedido.
A los pocos meses, el régimen de Batista cayó y Fidel Castro tomo el poder. Fangio fue invitado a la asunción de Fidel, pero el piloto negó su participación. Aún así, tiempo después fue recibido por Castro con máximos honores por haber sido una “pieza clave” de la revolución.
El propio Castro se disculpó en TV con Fangio por lo sucedido, recalcándole que nunca había sido nada personal. En 1981, el piloto argentino regresó a Cuba de manera “oficial” como embajador de Mercedes-Benz y Castro organizó un homenaje al piloto en la misma casa de La Habana en la que estuvo secuestrado.
“Los rebeldes luchaban por una causa noble detrás de mi secuestro, yo debía de apoyarlos,” fueron las palabras de Fangio ante la situación.