Sin duda alguna, la Fórmula 1 es uno de los laboratorios más importantes para la industria automotriz. En esta categoría han nacido incontables tecnologías que en la actualidad podemos encontrar en los autos convencionales.
No obstante, muchas de ellas no pasan de meros “prototipos” como el famoso Brabham BT46B , el auto que echaba mano de una turbina en la parte trasera. Esta creación del famoso Gordon Murray (padre de modelos como el McLaren F1) fue en su momento un tema interesante en la máxima categoría.
Este diseño fue pensado para Brabham, propiedad en esa entonces de Bernie Ecclestone, quien por cierto es el dueño actual del mítico “ fan car ” y lo resguarda en su hangar especial.
Todo comenzó en 1978, cuando Gordon Murray había diseñado un gran auto para Brabham, pero no era suficiente para competir contra el estratosférico Lotus. Este modelo, llevado a la realidad por Colin Chapman, revolucionó por completo a la F1 por sus sistemas de aerodinámica.
Murray no estaba dispuesto a rendirse contra Chapman. Para estudiar mejor al monoplaza de la escudería Lotus, se sentó a un lado del garaje del equipo británico durante el GP de Mónaco 1978 y se dio cuenta de una cosa importante.
El monoplaza de Lotus era prácticamente invencible por la carga aerodinámica que generaba en la parte baja de la unidad. Debido al tamaño del motor Alda Romeo del Brabham BT46, Murray no podía replicar este tipo de ductos de aire, por lo que se veía en desventaja.
Gordon no se dio por vencido y, basándose en un concepto llamado Chaparral J2, se le ocurrió una solución que tendría dos ventajas para el monoplaza: mejor carga aerodinámica y refrigeración para el motor.
Solo 3 carreras después, Gordon Murray y Brabham se presentaron en el GP de Suecia con su nueva propuesta. Sorprendió a propios y extraños por ese gran ventilador que se asomaba en la parte trasera.
Para ocultar sus detalles mecánicos, le montaron una tapa negra. No obstante, su gran volumen lo hacía robar todas las miradas. Según los asistentes, jamás habían visto a un auto de la F1 con semejante aerodinámica.
Su aplicación fue tan efectiva que el Brabham con el ventilador posterior aventajó por más de medio minuto al segundo auto. Al momento de la carrera, le sacó una vuelta a todos los autos que se encontraron de la cuarta posición al final.
Su superioridad era aplastante. El “fan car” era la revolución máxima en la historia de los monoplazas. Sin embargo, a la FIA no le gustó que este elemento marcara tanta diferencia, por lo que decidió prohibirlo.
La justificación de su prohibición no fue quebrar el orden natural de la competición, sino que expulsaba partículas de polvo y piedras peligrosas para los monoplazas que se encontraran detrás.
Fue así como uno de los mejores avances en la historia de la F1 llegó, aplastó a todos, y se marchó en cuestión de unas semanas.