Según una leyenda japonesa, tu mayor deseo puede volverse realidad si construyes mil grullas de papel bajo la técnica del origami.
Bajo este principio, Sadako Sasaki, una niña de apenas 13 años saltó a la fama en 1945, cuando buscaba curarse del cáncer provocado por la bomba nuclear de Hiroshima.
Tristemente, la adolescente no logró cumplir su meta y la enfermedad la venció cuando terminaba la grulla número 700.
A partir de ese momento, ese ritual se convirtió en un símbolo de deseo por la paz que se honra anualmente.
Desde el año pasado, Mazda ha invitado a las oficinas de los países donde tiene operaciones para construir miles de grullas que son mostradas en el Parque de la Paz en Hiroshima, Japón.
México es el país que más grullas contruyó en 2020 (17 mil piezas) y este año buscan superar la meta con una buena causa. Para esto, la marca ha convocado a su red de distribuidores a ensamblar las piezas de origami y, de esa manera, se le otorgue un peso por cada grulla armada a la fundación de su preferencia.
Mazda
ha determinado que el límite de participación por distribuidora sea de 50 mil pesos , sin embargo, el número de grullas puede ser superior a esta cifra en aras de contribuir más a la leyenda que a una recompensa económica.
De acuerdo con testimonios del equipo de Mazda de México, esta actividad ha resultado sumamente atractiva para los distribuidores pues, además de contribuir a una causa noble y difundir la cultura de la marca para la que trabajan, se difunde un espíritu de compañerismo entre la fuerza de ventas.
Incluso, han habido distribuidoras que han decidido realizar sus grullas en papel especial con motivos huicholes, de manera que el proyecto sirva para impregnar de una parte de las culturas indígenas mexicanas con una tradición esencialmente japonesa.
Es justo señalar que las grullas que se envían a Japón son producto del esfuerzo entre las oficinas corporativas y la red de distribuidoras de Mazda en nuestro país.