Con los conflictos armados de la década de 1930, varias naciones temían ser invadidas; una de ellas, Suecia, creyó que era buena idea fundar una marca especializada en crear aviones de combat e en caso de que se tuvieran que defender.
Así, en 1939, nació SAAB (Svenka Aeroplan Aktie Bolaget), con la finalidad de desarrollar aviones de uso militar, que poco les funcionarían gracias a su neutralidad en la Segunda Guerra Mundial.
Al darse cuenta que no formarían parte del conflicto armado, SAAB decidió darle un uso diferente a sus fábricas y personal, comenzando a desarrollar y producir vehículos para las calles, tomando como base algunos principios de ingeniería obtenidos de los aviones de combate.
Fue así que, en 1948, SAAB construyó sus primeros cuatro prototipos del Ursaab, un vehículo con diseño radical inspirado en la experiencia de la marca en aviones, con un coeficiente de arrastre mucho menor que cualquier otro auto de aquella época. Un año más tarde, este concepto evolucionaría en el primer auto de producción de la marca, el SAAB 92 .
El 92, nombrado así por la continuidad que tenía la marca en sus productos (siendo el 91 un avión de guerra de un solo motor), logró una relativa popularidad en la época, vendiendo más de 20,000 unidades.
De esta creación se derivó el 94, el primer auto deportivo de SAAB que añadía un cilindro más, teniendo un motor de tres pistones con retoques que lo colocaron como una opción interesante para todo aquel que quisiera un vehículo completamente diferente al resto.
SAAB comenzaba a ganar más y más seguidores, dando el gran salto de reputación con su segundo lugar en las 24 Horas de Le Mans de 1959. Los suecos estaban disfrutando del éxito de una marca que se había considerado “inservible” al final de la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, SAAB no se detuvo ahí. En 1968, luego de 20 años de producir al 92, llegó el modelo 99, que echaba mano de uno de los primeros motores turbocargados en la historia de la industria automotriz. Este bloque era de origen Triumph, y sin duda ayudó a colocar a la marca como una de las preferidas por los amantes de la velocidad de dicha década.
Pasaron los años y SAAB se mantuvo fiel a su filosofía: diseñar productos sobrios que cumplieran las expectativas de sus clientes. No obstante, en 1978 le dieron entrada al modelo 900, que se convertiría en el auto más reconocido de la marca.
Se vendieron más de un millón de unidades entre 1978 y 1998, siendo este el auto del cual se inspirarían para muchas más creaciones gracias a su estética 100 por ciento inspirada en aviones de combate de aquellos años.
Sin embargo, a finales de 1980 comenzó a caer la popularidad de la marca, por lo que las ventas no fueron las mismas y necesitaban con urgencia unirse con alguna marca para poder sobrevivir.
General Motors
se acercó a SAAB y propuso comprar 50 por ciento de las acciones por 600 millones de dólares, mismos que aceptaron con la condición de desarrollar un nuevo sedán con ayuda de la firma americana para reemplazar al 900, que comenzaba a perder paso en el mercado.
Como resultado, SAAB desarrolló la nueva generación del 900 con la plataforma del Opel Calibra, lo que se tradujo en un alto nivel de seguridad, pero un manejo que muchos críticos calificaron como “burdo” y “poco divertido” comparado a la generación pasada.
La caída de SAAB comenzó en 2005, cuando GM compró el porcentaje restante de la marca y desarrollaron un par de autos, el 9-2x y 9-7, basados en el Subaru Impresa y el OIdsmobile Bravada, que fueron un fracaso total en cuanto a ventas, lo que provocó el retraso en el desarrollo de otros modelos.
De este mal momento jamás se recuperaron y en GM comenzaba a manejarse la idea de vender a la marca al mejor postor para deshacerse de ella. En 2009 varios nombres se postulaban para ser los nuevos dueños de SAAB, entre ellos Koenigsegg y BAIC.
A principios de 2009 se anunció que BAIC compararía los derechos de los modelos 9-3 y 9-5 para darles su propia interpretación, lo que le dio un breve respiro a la mala economía de la marca. No obstante, esto no fue suficiente y los planes de GM para venderla seguian en pie.
Fue a comienzos de 2010, que General Motors anunció un acuerdo con Spyker para la compra de SAAB. Su nuevo dueño, Victor Muller, trató de negociar con varias marcas chinas la construcción de un modelo compartido para salvar a la marca de la bancarrota, pero ninguno accedió.
El 7 de septiembre de ese mismo año, SAAB entró en bancarrota, pero aún trataban de regresar al mercado con un nuevo modelo. No obstante, General Motors no permitió que la firma sueca acordara un nuevo esquema de negocios con los chinos, reclamando que los derechos del 9-3 y el 9-4 le pertenecían a la marca americana por estar basados en sus modelos.
Este fue el último clavo en el ataúd de SAAB, quienes se declararon oficialmente acabados en 2012 . Sin embargo, una firma de nombre NEVS anunció que comprarían a la marca con la finalidad de desarrollar una serie de vehículos eléctricos bajo el nombre de aquella compañía que comenzó como una armadora de aviones militares. niversal autopistas
Los planes comenzaban a marchar bien, pero NEVS decidió que era mejor no utilizar el nombre de SAAB en sus modelos por sus orígenes bélicos, por lo que esto desapareció por completo a la marca, que ahora solamente puede ser encontrada en lotes de autos usados.
SAAB ahora solo vive en espíritu, pero durante todos sus años reclutó un gran número de seguidores que, al día de hoy, siguen buscando sus modelos para restaurarlos y presumirlos con los demás entusiastas de la marca.