Dentro de la selva del Amazonas se pueden encontrar los restos de una ciudad industrial fundada por Ford , la gran compañia automotriz que, en su momento tenía planes diferentes con su expansión global.
Eso fue hace 100 años, cuando Henry Ford quería explorar un nuevo terreno buscando las formas de hacer crecer su negocio pero, al mismo tiempo, realizar una especie de experimento social.
Bajo el nombre de Fordlandia , Henry Ford quería establecer una ciudad en el pueblo de Aveiro, en el corazón de la selva del Amazonas en Brasil. Técnicamente, sigue en pie, pero está abandonada y no cumple ninguna función en la actualidad. No obstante hace algunas décadas era una de las apuestas más ambiciosas de Ford.
Al principio la idea era prometedora y, con la creciente demanda de vehículos, la firma necesitaba conseguir más caucho para sus neumáticos. En esa época, la única fuente de este material era el Amazonas, que era explotado por Estados Unidos y Gran Bretaña.
No obstante, Gran Bretaña dejo de vender caucho a Ford, lo que preocupó a su fundador. La solución fue establecer su propia compañia de caucho en el Amazonas para asi suplir sus necesidades sin la intervención de un intermediario.
Ford compró millones de hectáreas al gobierno brasileño para establecer “ Fordlandia ”, algo que él mismo describía como “el sueño americano en tierras brasileñas”. En 1928 envió al primer grupo de delegados para supervisar la construcción de la ciudad.
El objetivo era manufacturar 38 mil toneladas de caucho al año, que mandaría por partes mediante barcos a su fábrica en Detroit. Para mantener esta operación, Henry Ford necesitaba mucha mano de obra, por lo que empleó a familias enteras y les dio un lugar donde vivir.
La distribución del lugar y estilo de las casas era sumamente estadounidense, y los primeros en habitarlas fueron nativos de la selva del Amazonas que obtuvieron un puesto en la fábrica.
De acuerdo a los registros, trabajaban 8 horas al día con un pago justo. Además, les brindaban acceso a elementos como albercas, clases para niños y actividades extras dignas de una ciudad miniatura, incluido un campo de golf.
Para muchos pobladores, la escuela de Ford fue el primer acercamiento a la educación e incluso implementaron un sistema de transporte escolar para recoger y llevar a los niños después de las clases.
Con hospitales, iglesias, escuelas e incluso un cementerio, ¿qué llevó a Fordlandia al abandono?
El primer error fue la barrera cultural entre los pobladores brasileños y el esquema de vida estadounidense. Los trabajadores no soportaban las estrictas reglas de los supervisores.
Otro punto fue el esquema alimenticio. Los brasileños basaban su dieta en consumo de carnes, algo que Ford no permitía por su dieta vegetariana. Arroz, pan de trigo y verduras era lo que comían en horarios laborales los trabajadores.
Finalmente, el consumo de alcohol y la prostitución estaban prohibidos . Muchos trabajadores protestaron contra estas reglas y establecieron sus propios bares en una isla cercana a Fordlandia.
Al final, los trabajadores brasileños jamás se adaptaron al esquema de trabajo y vida estadounidense que Ford les ofreció. En 1933, la decadencia del lugar comenzó y los trabajadores comenzaron a destruir Fordlandia, causando pérdidas de millones de dólares.
Por otro lado, los árboles de donde procesaban el caucho se echaron a perder por un mal manejo de la tierra durante la época de calor. El clavo final en el ataúd de Fordlandia fue la implementación de caucho sintético a los pocos años, por lo que ya no tenía sentido la ciudad utópica de Henry Ford.
En 1945, Fordlandia cerró sus puertas oficialmente y la firma del óvalo azul le vendió el terreno al gobierno local por 250 mil dólares. Se calcula que Fordlandia causó cerca de 200 millones de dólares en pérdidas a la marca.
Ahora, 80 años después, el lugar sigue en pie, pero completamente abandonado. No obstante, la torre de agua aún mantiene en alto el nombre de Ford.
Imágenes: Collections of The Henry Ford