La lista de marcas que han querido formar parte de la F1 es, prácticamente, interminable. Desde fabricantes de playeras, hasta productores de bebidas energéticas, muchas firmas han querido ver su nombre en un monoplaza de la máxima categoría del automovilismo.
Entre estas marcas encontramos, por obviedad, aquellas que están dedicadas a la industria automotriz. No hay mejor mercadotecnia que ganar en domingo para vender el lunes, o así se pensaba hasta hace algunas décadas. En ese sentido, firmas como Ferrari, Mercedes, Aston Martin o McLaren son algunas de las marcas de autos de lujo que forman parte de la F1 con fines publicitarios, pero hace algunos años había una marca más que lo tenía todo para ganar.
Cuando escuchas el nombre de Lamborghini , es posible que no lo relaciones con la F1 inmediatamente, pero hace algunos años probaron suerte en la categoría. A pesar de no formar su propio equipo, los italianos decidieron ser parte de la F1 dotando motores a otras escuderías.
Este fenómeno de dotar de motores de una marca en equipos con otros nombres no es algo nuevo en la F1. En esta ocasión, Lamborghini fue motorista de Lola y, por una temporada, Lotus. Igualmente, la firma italiana desarrolló el chasis de ambos equipos, pues tenían experiencia en autos deportivos.
Según Lamborghini, ellos estaban en la F1 para aprender y mejorar sus coches, no para obtener más publicidad. Por este motivo, ninguno de los autos de Lola o Lotus tenía el emblemático logotipo del toro de Lamborghini .
La persona detrás de esta estrategia era Lee Iacocca, quien había comprado a la firma italiana mientras estaba al mando de Chrylser en 1987 . Iacocca contrató a Mauro Forghiere para crear un motor V12 de 3.5 litros desde cero, mismo que demostró mucho potencial en las primeras simulaciones.
De este modo, Lamborghini debutó en la F1 en el GP de Mónaco de 1998. Sus primeras carreras fueron desastrosas, con muchas averías mecánicas que impidieron a los Lola sumar los puntos que se esperaba.
No obstante, en el GP de España, el motor Lamborghini colocó en quinto lugar de la clasificación a Philippe Alliot, piloto de Lola, quien logró los primeros puntos para la firma italiana en la F1 al terminar en este mismo lugar la carrera.
Para 1991, Lamborghini cerró un contrato con Lotus para también proveer su motor a dicha escudería. Lotus solamente logró 3 puntos en toda la temporada, pero el problema no era el motor, sino el chasis del monoplaza. Lamborghini se ofreció a diseñar su propio chasis para Lotus y, en 1991 estrenaron esta nueva mecánica en los monoplazas.
En 1991, Lamborghini entró en pláticas con el empresario mexicano Fernando González Luna, quien prometía patrocinar a la firma italiana con un nuevo equipo para dar el gran salto en la F1. Se llamaría GLAS y, como era de esperarse, tendría motor y chasis Ferrari de última generación.
No obstante, Fernando González desapareció de un día a otro, dejando inconcluso el proyecto con Lamborghini, quienes ya habían invertido una fuerte cantidad de dinero. El empresario mexicano jamás volvió a aparecer, y su dinero prometido a Lamborghini jamás llegó.
Desde este momento, los italianos comenzaron a tener problemas financieros que, más adelante, serían difíciles de sostener. Se sabe que Ayrton Senna probó un monoplaza prototipo de Lamborghini pero, según el astro brasileño, era muy malo. Este comentario sepultó a la firma italiana en la F1.
La crisis pegó fuerte a Lola, quienes terminaron por cancelar su contrato con Lamborghini. De este modo, a finales de 1993 , la firma del toro se despedía de la Fórmula 1 por la puerta grande, con un buen número de carreras puntuadas y una reputación que sirvió como publicidad para la marca.