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Para el público en general, Alemania, Italia, Estados Unidos y Reino Unido parecieran ser los únicos lugares de origen de los autos deportivos de las más elevadas prestaciones. Un acercamiento al mapamundi de los hiperautos nos muestra un panorama más extenso, exótico y apto solo para aquellos conversos con el grado más apasionado hacia las altas velocidades y la exclusividad.
Un hiperauto es, ante todo, una apuesta modesta hablando de volúmenes ante los billonarios montos requeridos para diseñar, manufacturar y entregar un producto de consumo masivo. El fabricante de hiperautos requiere corridas moderadas para sobrevivir. A su vez, para tener éxito y justificar el monstruoso precio de venta, el producto debe distinguirse inicialmente por su gran poder. Pero hay varios parámetros adicionales que únicamente su comportamiento en pista. Después de todo, muchos entusiastas con presupuesto, técnica y dedicación logran superar el millar de caballos de potencia en su garaje. Esto no es todo. Tecnología, confiabilidad, estilo y pedigree son parte de la gama de atributos indispensables para tener éxito en este modelo de negocio.
Triunfos en pista recientes o históricos, en mayoritaria ocasión, serán la base para levantar capital y usar sabiamente el recurso captado. Bruce McLaren o Jean Rédélé son excelentes ejemplos de cómo un piloto de renombre puede convertirse en fabricante atrayendo interés y carteras de los entusiastas para iniciar su taller. Una alternativa más para quienes incursionan en este emprendimiento es iniciar como unidad de operaciones de alto desempeño para un gran corporativo. Trabajar para otros sería el inicio de las leyendas de Enzo Ferrari, Ferdinand Porsche o Carroll Shelby, con Alfa Romeo, Mercedes y Ford respectivamente como grandes clientes impulsando el inicio de sus carreras de los fosos de pista al consejo de administración.
Una forma adicional para quienes ni corren ni tienen conexiones corporativas oportunas está en la pluma de un gran diseñador. Horacio Pagani o Gordon Murray son ejemplos de brillantes diseñadores quienes gracias a una carrera de éxitos creando para otros finalmente les permite considerar el lanzamiento de su propuesta personal condensando lo que debe ser un hiperauto.
Si bien el panorama europeo es el más prolífico en cuanto a empresas dedicadas al hiperauto, más allá de las tradicionales potencias otros entusiastas han creado monstruos del asfalto que dan diversidad al mapa de las grandes capacidades dinámicas. Provenientes de Suiza, España, Suecia, Croacia y otras naciones, estos vehículos marcan pauta en el alto desempeño. Quienes consideren con desdén el origen asiático como perteneciente solo a lo económico y práctico encontrarán en creadores chinos y japoneses, como NextEV y Aspark respectivamente, la muestra que cambiará su percepción por completo.
