El uso y dependencia de combustibles fósiles y el drástico desgaste ambiental, a nivel mundial, ha hecho que ambientalistas y Organizaciones no Gubernamentales (ONG), miren a los fabricantes del motor con propuestas y reglas para combatir el cambio climático que genera la industria automotriz.
Recientemente, Greenpeace de Alemania y la ONG Deutsche Umwelthilfe han interpuesto una demanda contra Volkswagen por no comprometerse a reducir la fabricación de automóviles con motores de combustión interna y de no cumplir sus objetivos.
Previo a la demanda oficial, a Volkswagen se le habían dado ocho semanas para proponer un plan en torno a la reducción de emisiones de carbono o una estrategia más ecológica para combatir el cambio climático. No obstante, VW rechazó la demanda el pasado 28 de octubre.
Al igual que otros fabricantes, se busca poner fin a la fabricación de autos con motores de combustión interna para 2030 antes de la prohibición total en 2035, así como reducir al 65% las emisiones de carbono que ha generado por muchos años la industria automotriz.
Estos plazos son necesarios para cumplir con los objetivos de los acuerdos climáticos de París, que serán efectuados para todos los fabricantes a nivel mundial.
Respecto a la demanda, un portavoz de Volkswagen explicó al sitio Reuters que “ VW se comprometió al acuerdo climático de París en 2018 teniendo una estrategia de electrificación muy ambiciosa, invirtiendo 35 mil millones de euros en electromovilidad para 2025".
Pese a esto, el mismo portavoz mencionó que el desafío no se puede abordar solo, que se trata de un problema social y menos con una demanda individual, sino que se necesita de una estrategia bien planteada que puede llevar un poco de tiempo.
La activista medioambiental de Greenpeace, Clara Mayer, agregó previo a la demanda “Las empresas de autos como Volkswagen deben asumir la responsabilidad y actuar mucho más rápido para eliminar gradualmente el motor de combustión interna altamente contaminante y descarbonizar sus actividades sin más demoras”.
Asimismo, los fabricantes alemanes no son los únicos que han tenido este problema con las ONG, pues en meses anteriores se presentó la misma demanda a BMW y Daimler cuando se negaron a reducir sus emisiones CO2 drásticamente.