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La lucha por crear soluciones amigables con el entorno dentro de la industria automotriz llevan a varias opciones: autos híbridos, eléctricos e incluso, de hidrógeno. A pesar de esto, la idea más aceptada al respecto es de que el futuro de los autos será eléctrico, tanto así que en Europa planean prohibir los motores a gasolina para 2030 y en México, para 2040.
Esto significa que los autos de la mayoría de nosotros, operados por gasolina, tendrán que ser destruidos. Pero sin adelantarnos a un escenario un poco triste al respecto, podría haber una solución más en camino.
Se trata de los combustibles sintéticos , que son creados sin dejar huella de carbono y su uso también es limpio para el ambiente, o eso es lo que se espera. Suena a algo imposible, pero empresas como Porsche, Toyota , Repsol, Bosh, entre otras, trabajan en la creación de este tipo de combustibles.
Una de pregunta obligada al respecto es, ¿cómo se fabrica? A diferencia de los combustibles fósiles, donde se necesita extraer el crudo (básicamente fósiles licuados a presión y temperatura) y seguir con un proceso petroquímico, la gasolina sintética requiere de dióxido de carbono, agua y grandes cantidades de electricidad.
El agua se separa a nivel atómico, con hidrógeno y oxígeno, mediante un proceso llamado electrólisis. Es aquí donde se necesita una fuerte cantidad de electricidad que, idealmente, vendría de una fuente renovable. Posteriormente, el hidrógeno se mezcla con el dióxido de carbono y es así que se obtiene metanol sintético , el cual puede procesarse para ser gasolina, diesel o algún combustible para barcos y aviones.
Para poder llenar los tanques, se pueden usar las gasolineras existentes , por lo que ese punto no es un problema. Sin embargo, no todo es tan fácil como se lee. Todo el proceso de obtención suena como una receta de cocina, pero es mucho más complejo que eso, con necesidades de energía, fabricación y distribución importantes.
Al igual que el hidrógeno, crear gasolina sintética todavía resulta caro, pero deja entrever una posibilidad para mantener el sonido de los motores vigentes a pesar de los acuerdos establecidos por diferentes organismos alrededor del planeta. Es cosa de esperar unos años para ver cuál es el futuro de estos combustibles, pues resulta atractivo para un mundo dominado por autos de combustión interna.