Al subirnos a un auto, y si eres tan “ñoño” como yo, seguramente pensarás en todos los meses que le tomó a la marca diseñar, desarrollar y hacer que su vehículo cumpla con los estándares de calidad que se espera. Desde la comodidad de los asientos, los materiales de las puertas y, si es el caso, de reciclaje empleado en ello.
Al igual que ocurre con otras industrias, como la alimenticia o tecnológica, la armadora delega ciertas tareas a empresas proveedoras de harina, vegetales, cables o pantallas, respectivamente. Lo mismo sucede con los autos, aunque quizá no lo veamos en primera instancia.
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Hace algunos meses empezamos a tener conversaciones con Forvia, que engloba a las compañías proveedoras Faurecia y Hella, encargada de surtir a prácticamente toda la industria automotriz a nivel global.
Forvia se encarga de desarrollar, crear y surtir con aspectos de tecnología, materiales para el interior, asientos e iluminación a prácticamente todas las marcas. Es aquí donde regreso al punto de que el panel de la puerta o el tablero no son realmente fabricados por la empresa que te vende el auto, sino que son creados por Forvia.
Así como feria de ciencias en secundaria, cada año llevan a cabo los llamados Innovation Days en las oficinas centrales de Norteamérica, que se ubican estratégicamente en Detroit. ¿Coincidencia? No realmente, pues es la cuna de la industria automotriz de la región.
Ahí pudimos ver de cerca innovaciones que veremos próximamente en los autos. Desde cámaras en lugar de espejos, pero con un ángulo de visión más amplio y mejoras de visibilidad sin importar las condiciones climáticas. También, los cuadros de instrumentos digitales y toda la iluminación alrededor de ellos es algo que Forvia se encarga de fabricar.
El dato “geek” es que 1 de cada 2 autos, es decir, el 50% de los coches que vemos en las calles, usan algo que Forvia haya fabricado. La duda natural es, ¿cómo le hacen para diferenciar entre las muchas armadoras? La respuesta es simple, pues tienen un catálogo extenso de soluciones que se pueden adaptar a diferentes vehículos, segmentos y costos. Digamos que es como ir a una cadena de comida rápida que vende sándwiches y cada persona arma el suyo: con pan integral, sin cebolla, poca mayonesa, jamón, lechuga, mostaza con miel en lugar de Dijon…algo así, pero con tamaños de pantallas, apps, entre otros.
Dado que el futuro tiende a ser eléctrico y autónomo, una propuesta para ello radica en la disposición de la cabina. Asientos que parecen salidos de la sala pero con materiales reciclados, modularidad para relajarse mientras el auto se maneja y la capacidad de detectar la mirada para enfocar ciertas pantallas son algunas de sus propuestas.
Pero el futuro va más allá de esto, pues algo tan básico como los asientos también tienen que cambiar. Forvia tiene pensada una solución modular en la que, tal como el chasis del vehículo, la base es la misma y según los requerimientos, el asiento puede tener diferentes materiales, colores y aditamentos. Incluso, poder intercambiar el respaldo o la banca por otros podría ser posible.
De la mano de ello están los materiales que se usan para su fabricación, pues la tendencia es usar una especie de esponja hecha a partir de residuos plásticos reciclados en lugar de espuma, textiles más sustentables y una visión de reciclaje una vez finalizada la vida útil de cada asiento. Karla Góngora, Directora de I+D de la división de asientos me comentaba que también se realizan estudios fisonómicos y de los materiales empleados para que sean los ideales en cada región.
Una de las preguntas que pensé sería interesante era cómo influía la visión femenina en la creación de asientos, pues los diferentes materiales de la ropa de mujer, con acabados diferentes e incluso la fricción de los mismos podrían desgastar un asiento. Todo esto es estudiado detalladamente para ofrecer productos duraderos bajo toda clase de condiciones de uso.
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Hablar de futuro es imposible sin mencionar la reducción del impacto ambiental. Forvia busca que, para 2045, tengan una huella de carbono neutra. Mediante uso de agua pluvial, paneles solares y otras soluciones es que lo están logrando. Esto también es un plus para aquellas armadoras que buscan proveeduría comprometida con el ambiente, que pueda otorgarles certificados de sostenibilidad y estén alineados a un futuro más limpio, al igual que los autos que vayan a fabricar.
Es por ello que, en 2022, nace la filial Materi’Act, la cual se enfoca solamente en la producción de acabados que vemos y tocamos al interior de un auto. Además de plásticos reciclados, también se usan conchas de ostras que, mediante diferentes procesos, se le puede ofrecer a la armadora que tengan un acabado visualmente parecido a madera o aluminio, pero también con puntitos como terrazo (así como en Volvo, por ejemplo).
Desde un enfoque diferente, Hella también tiene propuestas de iluminación con miras a generar menor impacto ambiental. Su idea del faro del futuro ocupa menos componentes pero sin sacrificar la visibilidad nocturna. También tendrán “parrillas” con iluminación funcional respecto al estado de carga del auto y otras funciones, aunque esto sigue en proceso de homologación según la normativa de cada región.
Conocer esta perspectiva detrás de la industria automotriz sin duda me abrió los ojos de una manera diferente, pues aunque sabía que existen proveedores, jamás hubiera creído que existiera todo un ecosistema y proceso de estudio para alinearse a las necesidades que se contemplan en cada región, cada segmento y cada vehículo.
Este tipo de experiencias nos hacen valorar más los esfuerzos que hay detrás de cada pieza de nuestros autos, que como apasionado de ellos, hará que seamos más conscientes de los procesos que involucran.
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