Ferrari

es una marca que constantemente está en la mirada pública por su estrategia de mercadotecnia. A pesar de sus múltiples productos como zapatos deportivos, ropa o accesorios, la firma italiana en su mayoría es exclusiva y reservada solamente para personas sumamente adineradas.

Sin embargo, hay personas que tienen el dinero suficiente para comprar el modelo más reciente de la marca, pero Ferrari no se los permite. De acuerdo con la marca italiana, esto tiene que ver con un principio de “imagen”, misma que se ve afectada con comportamientos no aprobados por ellos.

Para entender esto, es necesario recordar que, en sus inicios, era una marca enfocada en su totalidad a las carreras. Una vez que desarrollaron vehículos para las calles, solamente las personas más opulentas y poderosas de la época podían hacerse de uno.

Por lo general, estas personas estaban relacionadas con actividades de clases altas, así que cuidaban en extremo su imagen y, por lo tanto, todo aquello que tuviera que ver con ellos. Para Ferrari, sus autos estaban destinados solamente a personas con clase.

Ferrari y la eterna guerra contra influencers
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Lo que nunca se imaginaron es que, con el pasar de los años, las formas de ganar dinero irían cambiando y ahora no solo las personas más refinadas tendrían el poder adquisitivo para hacerse de un Ferrari, pero la marca aún desea mantener el mismo “estatus.”

Tal es el caso del DJ y productor DeadMau5, quien compró un Ferrari 458 y mandó a modificar a su gusto. Bautizado como “Purrari” el vehículo fue pintado en un tono azul cielo y adoptó calcomanías del famoso “Nyan Cat” en los costados.

Por si fuera poco, todos los emblemas del caballo en dos patas habían sido removidos para dar espacio a un gato haciendo la misma pose. Sobre temas mecánicos no se mencionaron cambios, pero las modificaciones estéticas fueron suficientes para que Ferrari tomara cartas en el asunto.

Los italianos enviaron una carta a DeadMau5 advirtiendo que, si no revertía las modificaciones, procederían legalmente en su contra por “dañar la imagen” de Ferrari. El productor se molestó con la marca por querer influir en el auto que él había comprado y terminó vendiéndolo.

Aprovechando la situación, y viendo una gran oportunidad de mercadotecnia, Lamborghini regaló un Huracán al DJ, quien lo nombró “Purracan”. Este vehículo lo usó por un par de años antes de darlo a subasta por una beneficencia, pero en su momento se consideró como un golpe directo a Ferrari y sus “pensamientos obsoletos”, según palabras de Lamborghini.

Ferrari y la eterna guerra contra influencers
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Otro caso que procedió legalmente fue el del renombrado diseñador de modas Philipp Plein, un cliente alemán de Ferrari que adquirió un 812 Superfast y modificó a su gusto. Para esto, mandó a envolver al auto en un color verde brillante que combina con los utilizados en su marca personal.

argumentó que esto era una estrategia de mercadotecnia engañosa por parte de Plein. La firma italiana temía que la gente pensara en una colaboración entre ambas marcas por la similitud de colores, así que demandó al diseñador y le ordenó quitar el color de su auto.

Similar a lo ocurrido con DeadMau5, se negó a hacerlo y vendió el auto. El propio diseñador de modas declaró que jamás volvería a comprar un Ferrari.