80% de las consultas por dolores en la espalda (ya sea baja, media o alta) se deben a una mala postura en las actividades cotidianas de los pacientes, como el manejar, señala el doctor Oswaldo Ballinas Ordoñez, director general del Instituto Ballord de Cirugía y Terapia Celular.
En entrevista, el experto en Ortopedia y Traumatología explica que una mala postura desgasta "no solo las vértebras, sino los cojinetes, que son los discos intervertebrales. Puede ser tan grave como tener hernias discales que terminen en cirugía, o tan sencillo como que se quita con tratamiento". Por eso, es fundamental que sepas cómo sentarte y ajustar tu asiento.
Primero, colócalo de manera que, cuando tus pies toquen los pedales, "tus rodillas estén flexionadas 70 grados, es decir, no completamente extendidas. Si haces muy atrás el asiento, y dejas las piernas muy extendidas, vas a forzar la columna.
"Después, cuando tomes el volante a los lados, debes tener una flexión del codo de 30 grados. Esta posición se debe dar con el respaldo pegado a tu espalda. No lo lleves tan inclinado, sino a 100 grados más o menos, para un buen soporte y descanso de la columna", detalla.
En cuanto a la columna cervical, el también especialista en cirugía de rodilla, artroscopia y cirugía articular enfatiza que tener un buen apoyo en la cabeza es de suma importancia para que los músculos del cuello no trabajen demasiado y, a la postre, se desarrolle una contractura muscular. "Todos los coches ya traen un soporte para la cabeza, la cabecera, y no viene de adorno. Tiene movimiento para que la puedas acomodar", dice.
Lo mismo pasa con el soporte lumbar que muchos modelos incluyen en los asientos: se puede subir, bajar, sumir o sacar, dependiendo de las necesidades anatómicas del conductor. En caso de que tu auto no lo tenga, poner "una simple almohada pequeña en la zona lumbar da muy buen resultado".
Además de cuidar la postura durante nuestros traslados, en casa podemos trabajar la fortaleza del abdomen y la espalda con los famosos ejercicios de Williams (por ejemplo, acostarse en el piso y jalar una pierna sobre el pecho o subir las piernas sobre una silla). O, si estás en un embotellamiento, aprovecha para colocar tu espalda a 90 grados y hacer contracciones abdominales en tandas de 20 repeticiones.
De no cuidar la postura al manejar, el conductor se expone, principalmente, a tres patologías: lumbalgia, dorsalgia y cervicalgia. La primera ocurre cuando acostumbras manejar con el asiento muy separado de los pedales, pues los músculos de la espalda, "en lugar de ir relajados, van contracturándose".
La dorsalgia, indica el doctor Ballinas Ordoñez, es común en personas "que manejan casi acostadas. Les va a doler la espalda alta (el dorso de la espalda)", mientras que la cervicalgia "es traer dolores en el cuello debido a que no tienes soporte en la cabeza".
Pero el no sentarse de manera adecuada en el auto también implica un peligro latente para nuestra vida pues, en caso de protagonizar un choque, las consecuencias pueden maximizarse. Por ejemplo, "si llevas las piernas extendidas, la fuerza mecánica del golpe se puede transmitir hasta la cadera y fracturarla o luxarla. En cambio, si las llevas flexionadas a 70 grados, no tendrás este riesgo.
"Si llevas los brazos extendidos, el golpe se transmite en el brazo de palanca con el brazo de extensión, y eso puede traer fracturas en codo, hombro o luxaciones. Pero, si los llevas a 30 grados, el golpe no se transmite, sino que los brazos se flexionan y lo absorben", advierte el especialista.
Existen tres pilares para abordar los daños derivados de una mala postura : terapia física, higiene de la columna (ejercicios para fortalecer los músculos y aprender a relajarlos) y medicamentos. En la actualidad, hay opciones monodosis que combinan un relajante muscular (como el carisoprodol) con un antiinflamatorio (por ejemplo, meloxicam), sin temor a que la fórmula le dé sueño al paciente mientras conduce y, a la vez, sin ser irritante para su estómago.
De no tratarse a tiempo, "a la larga vamos a terminar operando al conductor, con un desgaste muy importante y, posiblemente, poniendo aparatajes como tornillos, transpediculares, barras, etcétera", asegura el doctor Oswaldo Ballinas.
Concluye que todo dolor lumbar que no se quite en una semana "tiene que ser motivo de observación y tratamiento por un médico. No hay que dejarlo pasar hasta un año porque, después de ese tiempo, lo más probable es que sea muy cara la cirugía". Asimismo, exhorta a no caer en las garras de la automedicación, pues solo se disfrazará el problema.