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La sensación de entrar a tu coche y que el interior esté aún más caluroso que el exterior es incómoda para casi todas las personas. Esto, en la mayoría de las ocasiones, sucede por dejar nuestro vehículo bajo los rayos del sol sin protección alguna que evite el calor en el habitáculo.
Lo primero que hacen muchas personas es encender a máxima potencia el aire acondicionado para así refrescar el interior. No obstante, esto no está recomendado porque el cambio de temperatura brusco que sufre el cuerpo puede traer consecuencias negativas para la salud.
A pesar de su utilidad cuando se usa correctamente, hay personas a las que no les gusta usar el aire acondicionado o su auto simplemente no cuenta con este sistema. La mayoría de las personas que no utilizan el aire acondicionado explican que esto se debe a que prefieren a horrar energía por el costo de la gasolina .
Para todas las personas que quieren enfriar su auto luego de haberlo estacionado bajo los rayos del sol, existe este truco que involucra efectos de presión y depresión al interior de la cabina.
Según explica Dirección General del Tráfico en España, el truco consiste en bajar completamente una ventana del auto para luego comenzar a abrir y cerrar con fuerza la puerta del lado opuesto por 10 segundos.
Esto creará un efecto de presión y depresión gracias al movimiento de la puerta y comenzará a circular una fuerte corriente de succión dentro del habitáculo. Dicha corriente comenzará a mover el aire caliente por la puerta y es sustituido por aire fresco entrando por la ventana abierta del otro lado.
Con este truco, notarás que el interior será considerablemente más fresco en cuestión de unos cuantos segundos. Al arrancar, puedes colocar los vidrios ligeramente abiertos para permitir la circulación del aire fresco si no quieres utilizar el aire acondicionado.
Entre otras recomendaciones, se tiene el ocupar un protector solar para el cristal del auto que refleje los rayos directos fuera del habitáculo. Igualmente, el subir la intensidad del aire acondicionado debe de ser gradual para que nuestro cuerpo se adapte, poco a poco, al cambio de temperatura.