En el puerto de Darwin, Australia, un equipo de ingenieros mecánicos y buzos ha llevado a cabo una hazaña al establecer un récord mundial de conducción submarina utilizando un Toyota Land Cruiser de 1978 convertido en vehículo eléctrico. El vehículo, apodado "Mudcrab", recorrió unos 8 kilómetros bajo el agua, alcanzando profundidades de hasta 30 metros.
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Para lograr este desafío, el equipo sustituyó el sistema de propulsión original del Land Cruiser por un motor eléctrico de 120 caballos de fuerza (88 kW) y una batería de 32 kWh. El uso de un Land Cruiser clásico resultó ideal ya que no requería registro y no necesitaba las normas de seguridad habituales, pues se conduciría a velocidades muy bajas, entre 1 y 3 kilómetros por hora.
La modificación del vehículo para resistir las condiciones submarinas fue crucial. Inspirándose en vehículos submarinos controlados de forma remota (ROV), el equipo revisó el motor, el controlador y las baterías en aceite de silicona para evitar filtraciones bajo el agua. También se realizaron pruebas rigurosas de presión en las celdas de la batería y otros componentes para asegurarse de que pudieran soportar la profundidad y alta presión del agua.
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El desafío comenzó el 29 de julio, con un equipo de 30 buzos comerciales de toda Australia alternándose cada 15 minutos al volante debido a las demandas de la presión submarina. Aunque el Land Cruiser logró avanzar de manera segura, encontró obstáculos en el lodo y el sedimento del suelo marino, y tuvo que ser ayudado en varias ocasiones por los buzos utilizando bolsas de aire. Además, un gasoducto también ralentizó su progreso.
Finalmente, después de 12 horas de conducción submarina, el Land Cruiser emergió al otro lado del puerto, donde fue recibido por espectadores emocionados que celebraron este logro. Esta proeza de ingeniería ha demostrado la viabilidad de convertir vehículos clásicos en eléctricos y llevarlos a nuevas fronteras, dejando un récord impresionante en la historia del automovilismo submarino.