Si bien todos los deportes a nivel profesional resultan ser caros de practicar, uno de los que más dinero demandan es el automovilismo . Hacerse de un auto modificado, equipo de mecánicos, refacciones y todo lo necesario requiere de una muy fuerte inversión.

Muchos de los pilotos más famosos actuales provienen de familias adineradas o cuentan con patrocinios, la historia no siempre ha sido la misma para todos. Tal es el caso de Randy Lainer , un ex piloto profesional que fue condenado a cadena perpetua por haber financiado sus carreras con dinero proveniente del tráfico de drogas.

Los hermanos Whittington son otro claro ejemplo. Curiosamente ambas historias se llegaron a cruzar en algún punto, pero iremos contando los hechos en orden cronológico para una mejor comprensión.

La historia de Randy comienza en Florida, durante los años 60. Con tan solo 20 años de edad, el joven Lainer vivía en fiestas, alcohol y, como era de esperarse, drogas. Animado por un grupo de amigos, comienza a mover pequeñas cantidades de marihuana entre sus conocidos.

La mariguana era la droga más popular entre los jóvenes de aquella época, por lo que poco a poco comenzó a hacerse de más dinero con esta práctica. Con este dinero, compró un barco que, según él, siempre fue pensado con fines recreativos.

No obstante, algunos meses después, Randy Lainer y un grupo de amigos viajaron a las Bahamas para traer cantidades mayores de marihuana. Esto fue aún más dinero fácil para Randy, quien a principios de los 70 se compró su primer auto de carreras: un de 1957.

El imperio de carreras construido con drogas: la historia de Randy Lainer y los hermanos Whittington
El imperio de carreras construido con drogas: la historia de Randy Lainer y los hermanos Whittington

Comenzó corriendo en categorías amateurs, pero su talento lo llevo a la profesión. En 1978 ganó su primera carrera como profesional, la SCCA de Miami.

Mientras tanto, paralelamente en Reino Unido, los hermanos Whittington comenzaban su propia historia que compartiría algunas similitudes con Randy Lainer.

Poco se sabe de la forma en la que consiguieron su dinero, pero se dice que su fortuna la hicieron distribuyendo drogas. Comenzaron de manera local, para después convertirse en los traficantes más importantes de su país.

Además de conducir autos, ambos hermanos contaban con licencias para volar aeroplanos. De este modo ingresaban marihuana de América a su país.

Con todo este dinero, los hermanos Whittington decidieron correr las sin ninguna experiencia real. El equipo Kremer les dio una oportunidad en el Porsche 953 K3, esto claro después de desembolsar cerca de 20 mil dólares por cada uno de ellos.

El imperio de carreras construido con drogas: la historia de Randy Lainer y los hermanos Whittington
El imperio de carreras construido con drogas: la historia de Randy Lainer y los hermanos Whittington

No obstante, el equipo les comentó que serían los últimos en subir al auto y, si algo salía mal antes, no podrían dar ni una sola vuelta al mítico circuito francés. Los hermanos se enojaron y preguntaron qué se necesitaba para ser el primero en correr.

El director del equipo les contestó de forma burlona que deberían de comprar el auto por 200 mil dólares. Tan solo unos minutos después, Bill Whittington salió de su camión con un maletín lleno de efectivo y lo puso sobre la mesa.

Ambos fueron los primeros en salir a pista. Si bien el tercer piloto fue aquel que hizo el trabajo duro, ambos hermanos se coronaron como campeones de Le Mans. Dada la euforia del momento, los Whittington compraron dos coches más en efectivo en ese mismo lugar, gastando en una sola tarde más de medio millón de dólares.

Con todo el dinero que tenían, años después compraron el autódromo Road Atlanta, que contaba con una recta lo suficientemente larga como para que, por las noches, aterrizaran avionetas con drogas.

El imperio de carreras construido con drogas: la historia de Randy Lainer y los hermanos Whittington
El imperio de carreras construido con drogas: la historia de Randy Lainer y los hermanos Whittington

Se dice que los camiones del equipo de carreras de los hermanos Whittington repartían la mercancía por todo el país sin levantar sospechas.

El punto clave de esta historia se da en 1983, cuando se juntan Randy Lainer y los hermanos Whittington para formar un equipo de carreras de nombre “Blue Thunder Racing”. La realidad es que estaban formando una sociedad para traficar más drogas. Randy contaba con un imperio en el mar, mientras que los ingleses dominaban las vías aéreas.

Para ganarle a competidores como Porsche o Jaguar, había que desembolsar tanto dinero como ambas marcas. Todo ese capital fue cortesía del tráfico de drogas y, ese mismo año Randy ganó el campeonato IMSA con el famoso March 83G.

El equipo comenzó a levantar sospechas de propios y extraños. ¿Quién patrocinaba al equipo? ¿Cómo tenían tanto dinero? Para solucionar estas dudas, crearon varias empresas falsas que simulaban ser “ ” de Blue Thunder.

No obstante, el gobierno estadounidense no veía bien que una empresa de renta barcos y aviones generara tanto dinero. Comenzaron las investigaciones y en 1986 fueron acusados de lavado de dinero y tráfico de drogas. Pagaron las multas por juicios y salieron relativamente fácil del problema.

El imperio de carreras construido con drogas: la historia de Randy Lainer y los hermanos Whittington
El imperio de carreras construido con drogas: la historia de Randy Lainer y los hermanos Whittington

En 1988, con la llegada de Ronald Reagan al poder de Estados Unidos, la estrategia contra las drogas se volvió más fuerte. La DEA los vinculó con una operación de tráfico de drogas de más de 300 millones de dólares.

Cuando se descubrió la red de operación, Randy escapó del país y se escondió durante casi un año antes de que fuera encontrado. Se calcula que entre los hermanos Whittington y Randy habían traficado más de 150 toneladas de mariguana en 3 años .

Randy fue liberado de prisión hace un par de años gracias a su buena conducta y cooperación con la ley. De los hermanos Whittington poco se sabe, pero se dice que se volvieron informantes de la CIA para evitar la condena y ayudar a acabar con el tráfico de drogas.