En la actualidad, el piloto de la F1 que más rápido ha ido es Valtteri Bottas, quien cronometró 378 km/h en su Williams durante una práctica en 2016. Sin embargo en la misma parrilla de salida se encuentra otro hombre que, alguna vez, desafió la ingeniería de la época.
Se trata de Alan Van der Merwe , el piloto del auto médico en cada Gran Premio. Alan puede que no haya sobresalido como uno de los competidores más exitosos, pero hace algunos años fue parte del programa de pilotos de prueba de Honda y ayudó en muchos sentidos a desarrollar los monoplazas actuales.
En 2004, Van der Merwe se aventuró con Honda para lograr 400 km/h en un monoplaza. En papel, sonaba a una tarea fácil, pues solamente debían de tomar un auto de F1 y retirarle todas las restricciones para llevarlo a Bonneville, lugar donde las minas de sal son planas para intentar romper la velocidad tope.
“Dijimos que era imposible, que simplemente no resistiría el coche. Si a 360 o 370 km/h notas el trabajo excesivo del auto, no queríamos imaginarnos cuando se acercara al límite de los 400 km/h,” comentó Van der Merwe en una entrevista.
Por lo tanto, el equipo de honda puso las manos a la obra y, durante dos años, se pusieron a trabajar en las modificaciones necesarias para que el proyecto comenzara a parecer posible.
De esta forma, el 21 de junio del 2006, Alan Van der Merwe y el equipo de Honda llegaron a Bonneville con la intención de romper el récord de velocidad registrado en un monoplaza de la F1.
“Recuerdo que llegamos a las minas de sal, donde estaban las autoridades que darían validez a nuestro intento. Cuando bajamos del camión al pequeño Honda V10 RA106 se comenzaron a reír de nosotros diciendo que habíamos traído la herramienta equivocada,” menciona Van der Merwe.
“Están tan acostumbrados a máquinas enormes y potentes que se burlaron de nosotros, especialmente cuando no podíamos quitar la primera velocidad para moverlo,” agrega el piloto.
“Cuando damos la primera pasada, mi ingeniero me pidió que rodara a máximo 280 km/h para checar temperaturas y presiones del motor. Mi coche solo tenía medidor de revoluciones, pero no de velocidad, por lo que me mantuve a un ritmo que yo calculaba eran los 280 km/h que me pidieron,” contó Van der Merwe.
“Cuando regreso con el equipo, me dicen que estaba por arriba de los 360 km/h y yo simplemente no podía creerlo. El monoplaza parecía que no se esforzaba y me daba confianza para intentar llegar a los 400 km/h,” añadió el piloto.
Para que la FIA diera como válido el récord, Van der Merwe tenía que pasar por todo una milla con la velocidad tope en ambas direcciones y ambas pasadas serían promediadas para eliminar ventajas del viento.
Alan salió con valor para comenzar el intento y, de ida, logró 400.45 km/h . Cuando trato de igualar la velocidad de regreso, no pudo y registró menos en el velocímetro. El intento oficial se quedó en 397.3 km/h, muy cerca de romper la barrera de los 400 km/h.
“Logramos más de lo que esperamos, y cambió por completo mi perspectiva de las cosas. Éramos un equipo de 50-60 personas y nos tomó dos años lograr acercarnos a los 400 km/h, ese poco que nos faltó pudieron haber sido incluso más meses de trabajo,” finalizó Alan Van der Merwe.