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A lo largo de los años, los fabricantes de automóviles han buscado alianzas con el objetivo de unir esfuerzos y así crecer competitivamente.
No obstante que en la historia del automóvil se han dado un gran número de asociaciones, afusiones y alianzas, en las últimas décadas esto se ha hecho más recurrente con el objetivo de reducir costos, aumentar la producción y llegar a más mercados.
Además de lo anterior, las alianzas permiten a las empresas jugar sus cartas llevando un modelo a otros mercados con el emblema de la marca que más le convenga en su estrategia. Por ejemplo, en México, quien en los últimos años ha he hecho uso de esta práctica es Stellantis, antes FCA. En particular Ram ofrece la 700, que en realidad es una FIAT Strada, solo que transformada.
Por su parte, Dodge que venía aplicando esta fórmula con el Attitude, que es un Mitsubishi Mirage, ahora lo hace con la nueva Journey, que toma como base a una SUV de la marca china GAC Motors, específicamente el GS5.
Gracias a esta estrategia es que el icónico SUV aparece en el mercado mexicano, tras ser dado de baja en Estados Unidos. Aunque no se trata de una segunda generación como tal debido a que está basado en un modelo de otra marca, el nombre hace que se convierta en un segundo capítulo.
Para dar un poco de identidad propia a la camioneta, esta nueva Journey cambia la parrilla por una en color negro como es clásico en los modelos de Dodge y, obviamente, recibe los emblemas de la marca y modelo. En general, la imagen de la camioneta es una total evolución en comparación con su predecesor y frente a sus competidores destaca por no caer en un estilo robusto ni tampoco con trazos dramáticos.
Ahora bien, al igual que el Journey de antes, la nueva era de esta camioneta que se convirtió en un referente en el mercado mexicano sigue siendo un modelo de tamaño mediano al contener una carrocería de 4.7 de longitud. Queda claro que al ver quienes son los competidores directos, la nueva Dodge Journey tiene una difícil tarea que probablemente podrá pasar iniciando por el nombre que en su momento fue el referente de las SUVs como los es ahora la Honda CR-V o la Kia Seltos .
Además del nombre y el diseño, la nueva SUV de Dodge tiene otros atributos como el gran espacio interior. Esta vez no ofrece espacio para siete pasajeros, pero si una segunda fila sumamente espaciosa, especialmente en el tema de las piernas.
La cabina que se coloca como una de las amplias debido a su amplia distancia entre ejes, tiene tablero totalmente distinto a lo que se puede ver en la Durango, por ejemplo. A diferencia del exterior donde se hizo un ligero cambio en el frontal, el habitáculo de la Journey es 100 por ciento el que tiene el modelo chino en el que está basado.
En el caso de la Journey, además de los plásticos de buena calidad, se hace presente el aluminio en los botones, acabados en negro brillante y dos pantallas, una para el cuadro de instrumentos y una táctil para el sistema multimedia.
Cuando se trata del manejo, esta propuesta de Dodge también es superior a su predecesor tanto potencia, como en eficiencia y dinámica de conducción.
Por principio, queda en el olvido el V6 y el cuatro cilindros de aspiración natural que disponía el Journey por un motor turbo de 1.5 litros que con 169 caballos de fuerza y 195 libras-pie de torque queda en medio de sus dos rivales a vencer: Volkswagen Tiguan y Honda CR-V.
Además de ofrecer un poder que lo coloca en el promedio del segmento, esta SUV logra un manejo suave y estable, logrando que la sensación sea la de estar a bordo de un vehículo más corto y bajo de lo que en realidad es.
Debido a que la Journey anterior no había tenido cambios drásticos en el tren de rodaje desde su debut en 2007, la que llega en su reemplazo es infinitamente mejor en aceleración, estabilidad, eficiencia de gasolina y calidad de marcha.
En resumen, Dodge tiene todo para regresar a la lista de los SUVs más vendidos en México , esta vez por medio de una alianza que tiene con la marca de autos china mejor calificada en términos de calidad.
