Prácticamente, desde sus inicios, la F1 ha sido la reina del automovilismo en casi todos los sentidos. Debido a esto, casi todas las grandes marcas de la industria han querido triunfar en la misma, pero la historia no siempre es benéfica para todos.
Tal es el caso de Peugeot , quienes trataron, sin mucho éxito, ser parte de la máxima categoría. Históricamente, Peugeot es una de las marcas que más carreras de F1 disputaron sin ganar una sola.
Una idea de Jean Todt
A principios y mediados de los años 90, Peugeot dominaba varias ramas del automovilismo deportivo. Desde el punto de vista de Todt, el director del departamento de competencias, los franceses tenían todo para dominar la F1.
Todt puso manos a la obra y desarrollo una presentación para Jacques Calvet, presidente de PSA, para evaluar la idea de entrara a la Fórmula 1 con su propio equipo. Jean ya había conseguido el patrocinio de Perrirer y Total, además de un acuerdo con Michelin para suministrar neumáticos toda la temporada.
El motor a utilizar sería de casa. Un bloque V10 de 3.5 litros que habían usado en el mundial de prototipos, con el Peugeot 905. Tenían todo listo para entrar a la F1 en 1994, con un monoplaza desarrollado en su totalidad por ellos mismos.
No obstante, cuando los altos directivos de PSA vieron los costos, no podían pagarlo. El correr en F1 representaría un gasto sumamente alto para los franceses, quienes no tenían la necesidad de hacerlo. La idea fue descartada por completo cuando rondaban la cifra de los 500 millones de euros.
La segunda opción
Cuando el programa fue descartado, Jean Todt renunció y fue firmado por Ferrari para hacer historia. Sin embargo, Peugeot tenía un motor V10 listo para correr en la F1; desarrollaba 760 hp y podía revolucionar hasta las 14,200 rpm.
Luego de un análisis en la casa francesa, decidieron optar por solamente ser motoristas, similar a sus rivales en Renault. Esto les costaría menos de la mitad y, apoyados de un buen equipo, podrían hacerse de un buen nombre en la F1 para luego probar suerte por su cuenta.
La oportunidad surgió con McLaren, quienes, un año antes, terminaron contrato con Honda. McLaren aceptó la propuesta de Peugeot , pero las cosas no salieron como se esperaba, pues se calificó al motor como uno de los menos confiables de la pista.
En las dos primera carreras de la temporada, McLaren tuvo que abandonar cuatro veces por problemas con el motor en las primeras vueltas. No obstante, el GP de San Marino de 1994, cuando se accidentó Senna, Peugeot y McLaren subieron al podio en tercer lugar gracias a la habilidad de Mika Hakkinen.
Cuando acababan, podio seguro
En las once primeras carreras de Peugeot, acumularon 17 abandonos por problemas mecánicos. No obstante, las cuatro carreras que finalizaron sin averías era un podio seguro. El mejor resultado fue un segundo lugar de Martin Brundle en Mónaco, solo detrás de Michael Schumacher.
Al final de la temporada 1994 terminaron con apenas ocho podios, sin una sola victoria. McLaren quedó cuarto en el campeonato, su peor resultado desde 1983. Ron Dennis, director de McLaren F1, consiguió un nuevo negocio con Mercedes-Benz para 1995, por lo que ya no solicitaron más los servicios de los franceses.
Jordan les dio una segunda oportunidad en la F1, pero la historia fue similar. En 17 carreras tuvieron 19 abandonos y solamente uno de ellos no fue culpa de Peugeot. Los franceses continuaron dos temporadas más con el equipo, sin embargo, el motor no mejoraba en términos de confiabilidad.
Luego de 1997, Jordan se fue con Honda y los franceses buscaron un tercer equipo para seguir probando suerte en la F1. Para este momento, Alain Prost compró a la escudería Ligier y le puso su apellido para crear un nuevo equipo.
Peugeot apeló por el nacionalismo de Alain, piloto francés, y lo convenció para ser su motorista una temporada más. Sin embargo, la historia empeoró. Para la temporada 1998, hubo 20 abandonos del equipo, todos por problemas del motor.
La historia de la marca francesa en la F1 terminó en 1999, cuando PSA colocó como su nievo presidente a Jean-Martin Folz quien, con una perspectiva pura de negocios, puso final al intento de triunfar en la máxima categoría del automovilismo.