El surgimiento del leasing o arrendamiento ha dado la oportunidad a muchas personas de estrenar constantemente un auto o a las empresas de hacerse con un vehículo que les permita generar ingresos sumando la ventaja de que su renta mensual es deducible de impuestos . Sin embargo, mucha gente no está de acuerdo con este método pues, al final, el auto no será tuyo.

No obstante, es erróneo pensar que una opción es buena y la otra es mala o que una es mejor. Ambas tienen sus pros y contras, y deben ser seleccionadas a partir de las necesidades del comprador. Es por ello que te explicamos que son y como se ajustan al cliente para que escojas tu mejor opción.

Leasing

Su sistema es muy sencillo: firmas un contrato por determinado número de dinero y tiempo. El pago mensual se irá determinando por factores como el modelo, su equipamiento o el número de kilómetros que podrá recorrer el auto al año. Una vez que termine el contrato, y pagada una cuota por exceso de kilometraje o daños, puedes decidir si comprar el auto ya con el precio devaluado o sacar uno nuevo. Este tipo de financiamiento te conviene más si:

- No puede pagar una gran suma de dinero mensualmente

-Quieres estrenar un auto constantemente

- Manejas poco y distancias muy cortas

- Tienes la costumbre de cuidar muy bien los coches

Comprar a crédito 

Este es el sistema más popular pues se ha usado desde hace mucho tiempo. Al igual que el leasing pagas una cuota mensual, aunque en este caso es más grande, y al final del contrato el auto es todo tuyo. A diferencia del arrendamiento, comprar un auto puede hacerse el cualquier institución financiera a parte de la concesionaria lo que te permite buscar la mejor opción. Esta opción es ideal para ti si:

- Puedes pagar fuertes cantidades de dinero mensualmente

- Manejas mucho

- Estrenar un coche nuevo constantemente no es tu prioridad

- Quieres dejar de estar endeudado en algún punto

- No eres tan cuidadoso con los autos

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