El alcohol y el volante nunca son buena combinación. La capacidad de reacción se reduce considerablemente, sumado a que el mareo vuelve torpes a quienes se encuentran bajo su influencia.
A pesar de esto, en Estados Unidos se registró un llamado que parecía rutinario para un sábado por la noche. Sin embargo, tuvo un twist divertido de no ser por la presencia de las autoridades.
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“No era yo, era el perro”
Alrededor de las 11:30 de la noche la policía de Colorado detuvo a un conductor que viajaba a exceso de velocidad, por encima de 80 km/h en una zona cuyo límite son 48 km/h. Naturalmente, era necesario interrogarlo sobre este acto, pues en zonas residenciales está prohibido ir a tal velocidad.
Al hacer esto, el conductor rápidamente cambió de lugar con su perro, quien viajaba en el asiento del copiloto, para decirle a la policía que la mascota era quien iba al volante. Pero aquí no acaba la situación, pues salió corriendo cuando se le interrogó sobre si había consumido alcohol o alguna otra sustancia.
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Una mentira difícil de creer
Lo que hoy suena como una anécdota digna de película, en su momento debió ser frustrante para el oficial. A pesar de ello, el conductor fue multado con diversos cargos, entre ellos exceso de velocidad y consumo de sustancias estupefacientes.
El perro, quien es el personaje secundario de esta situación, quedó en casa de una persona de confianza del conductor en lo que cumple su condena tras las rejas. Se desconoce el tiempo que estará ahí, pero es probable que no sea un tiempo prolongado.