Más Información
El expresidente estadounidense Ronald Reagan tenía un recurrente chiste en relación a cómo era comprar un auto en la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Él decía que luego de que un hombre le daba dinero al vendedor de autos , éste le decía que podía pasar por él en exactamente 10 años.
-El deseoso comprador pregunta inmediatamente, “¿paso por él en la mañana o en la noche?”. El vendedor responde: “¿qué más da? Es hasta dentro de 10 años.” Finalmente el otro responde “es que ese día también quedó de pasar el plomero a la casa”. -
Lo verdaderamente gracioso es que esta situación era muy cercana a la realidad. Para comprar un automóvil en la administración de la Unión Soviética era bastante complicado.
Inicialmente, había rangos preferenciales para adquirir un auto , pues si trabajabas en alguna de las fábricas paraestatales del gobierno, tenías más posibilidades de comprar un vehículo que alguien que trabajara de manera independiente como un doctor o un abogado.
En caso de tener la facilidad de trabajar en alguna de estas compañías propiedad del gobierno, el obrero necesitaba ir con el líder del sindicato de su fábrica, exponer la situación en la que se utilizaría el auto y presentar una carta oficial de solicitud de propiedad para éste.
Una vez enviada la carta, se iniciaba un proceso de investigación para saber si el solicitante era digno de tener un auto personal . En esta investigación se evaluaba si el ciudadano había participado en actividades comunitarias, si conocía los valores del comunismo y una serie de referencias de compañeros y jefes del trabajo para conocer su desempeño.
Este proceso llevaba mínimo un año para saber si el solicitante era candidato o no para tener un vehículo particular.
Luego de la hipotética aprobación, entraban una serie de factores que detenía la entrega del auto, pues los vehículos particulares eran racionalizados de acuerdo a muchos elementos como el tamaño de la compañía en la que se trabajaba, la región de la Unión Soviética en la que se hacía la solicitud y finalmente, el comportamiento de la industria automotriz y sus niveles de producción. En promedio, anualmente se entregaban cinco autos a fábricas con más de 300 empleados.
En promedio, el tiempo de espera de un ciudadano para hacerse de un auto en la década de los ochenta en la Unión Soviética era de siete años. Esto derivó que en 1985, la URSS tuviera uno de los promedios de propiedad vehicular más bajos del mundo para entonces. Se calcula que había un índice de 45 autos por cada 1000 habitantes en 1985.