Como especie, estamos acostumbrados a asociar instantáneamente sonidos sorpresivos a una inminente amenaza. Desde que el humano evolucionaba en las sabanas africanas, los ruidos repentinos indicaban un peligro al que habría que reaccionar de inmediato o morir. Por ello esta temporada de rememorar difuntos y exorcizar espectros nos remite acentuadamente a estas sensaciones.
Biológicamente, aunque pasan los siglos y asumimos vivir en civilización, la respuesta emocional del susto y sus efectos fisiológicos permanecen en su estado salvaje: vello erizado, dilatación de pupilas, aceleración del pulso y sudor frío acompañan ahora eventos en que la respuesta corporal es tan innecesaria como el e-mail de un cliente, un oficio de la autoridad fiscal o en el caso de la conducción de vehículos , un chirrido inoportuno. Este nos indica que en cuestión de instantes nuestro patrimonio ha sido afectado y tendremos que asignar recursos a una novedad indeseable.
Zumbidos
, cascabeleos , barrido , explosiones , todos pueden tener distinta lectura. Por ello, aunque el castellano es un gran lenguaje, para fines de directa comunicación, el recurso de la onomatopeya, popularizado por el PLOP de Condorito o el POW de Batman, resulta perfecto para ponerse directamente en el oído del receptor. A continuación, los cinco ruidos que nos ponen los pelos de punta al conducir.
No, no es el agradable sedán de Mercedes Benz llamándonos. Éste es el ruido cuando se fracturan una o más bielas, con lo que los componentes que deberían moverse con precisión relojera dentro del motor están rotos y a su vez causando más daños. Quizá sí sea el sedán Mercedes llamando, aunque sea seminuevo, porque para algunos usuarios este ruido indica el momento de enterrar ese auto muertito y solicitar un financiamiento hasta que la muerte los separe.
Costo esperado: de 30 mil pesos en adelante, más la grúa.
Pareciera el raspar de un féretro arrastrándose en la cripta, pero si lo escuchamos al oprimir el pedal de freno implica que las balatas han llegado al final de su vida, por lo que estamos ya dañando el disco. Hacer oídos sordos a esto implica arriesgarnos a terminar la propia existencia, pues la capacidad de frenado será marginal.
Costo esperado: desde 5 mil pesos
¿Se abrió el enrejado del cementerio? Si al dar marcha al motor escuchamos un rechinar metálico de espanto, es el aro dentado, o su contraparte, el llamado béndix, que se han roto. Un poco de movimiento podría ayudar a sacar la vuelta al engranaje chimuelo una o dos veces, pero el daño ya está hecho.
Costo esperado: Desde 5 mil pesos bajita la mano
No, no es una invocación a Cthulu ni un cántico vudú: es la secuencia que se presenta cuando, por ahorrar y elegir una opción de baja calidad, o bien por simple acumulación de años y años de uso, se desprendió el piso de la llanta, tras lo cual al ir bajando la velocidad golpeó contra la concha, polvera, rin y puntos circundantes. ¡En este caso hay que disminuir la velocidad poco a poco, no frenar de golpe!
Costo esperado: Una llanta de reemplazo usada, mire por ser usted se la dejo en 600 a 900 jefe, ya para que se vaya (más los daños a la pintura que se presenten.)
Acucioso llamado del terrible vampiro empalador, creatura de la noche o del día si es necesario, (aunque en lo oscurito), que goza de protección sobrenatural, y que prolonga su existencia con los recursos que logra extraer de otros seres vivos.
Costo esperado: Lo dejo a su criterio, joven.