No es un secreto que el mercado mexicano funciona de manera diferente en lo que a tendencias de la industria se refiere. Si bien en Europa, Asia o incluso Estados Unidos, el segmento de los sedanes tiene una fuerte inclinación a desaparecer o ser reducido a un nicho pequeño, en México sigue siendo uno de los segmentos más fuertes en ventas para las marcas.
En Chevrolet lo saben y, luego de varios meses de planeación y desarrollo, han decidido añadir un producto que ataca el subsegmento creado por la demanda del consumidor nacional que busca mayor equipamiento, mejores prestaciones y seguridad sin desembolsar grandes cantidades de dinero.
Y es que es justo recordar que, hace apenas unos años el segmento al que llega Onix no existía. Había que elegir entre un auto de entrada con dos bolsas de aire, sin control de estabilidad y una mecánica deplorable por ser barato o, bien, te descapitalizabas con un sedán mediano con mejoras sustanciales.
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Sin embargo, gracias a la oferta de marcas “nuevas” en el mercado mexicano como KIA o Mazda, apareció una nueva derivación de sedanes pequeños con mejor equipamiento y aún con el margen de un precio accesible.
Esta transformación del mercado ha dado como resultado que las compañías automotrices más arraigadas en México, como Nissan y Volkswagen, se metan al juego a través de la oferta del nuevo Versa y el nuevo Virtus.
En este sentido, General Motors no podía quedarse atrás y, a través de un oferta basada en un equipamiento interior de buen nivel, presenta el Onix en México .
Una idea en la cabeza. Según el filósofo chino Sun Tzu, “la esencia de la estrategia es decidir lo que no hay que hacer”, y eso fue justo lo que hizo General Motors al momento de planear la llegada de l Onix a México . Estudiaron bien el mercado y a la competencia para darse cuenta de algunas áreas en las que podían destacar con el Onix para no solo evitar errores del pasado, sino convertirse en uno de los referentes en este segmento.
A diferencia de recientes lanzamientos, en esta ocasión Chevrolet no utilizó la técnica de “producto nuevo con nombre viejo” para apelar por la emotividad de los posibles compradores. Sin embargo, dieron en el clavo al recalcar hasta el cansancio que este es un producto hecho en México, por trabajadores mexicanos y materiales nacionales, para así sentir cierto “cariño” hacia un nombre que no figuraba en nuestras mentes hace un año.
El lenguaje de diseño del Onix es muy acorde con lo que hemos visto en los otros productos de Chevrolet , así que no rompe con la idea de la marca que tenemos y se coloca de manera sutil, pero efectiva, en nuestro pensamiento gracias al trabajo realizado por General Motors durante meses pasados.
Más de lo que muestra. La formas discretas juegan un papel importante en el aspecto general del Chevrolet Onix y quizá el trazo más arriesgado lo encontraremos en la parte trasera, especialmente en las calaveras que cuentan con un diseño tridimensional y un muy ligero tramado en triángulos al interior del cuerpo de iluminación.
Por el frente, destaca la ya típica parrilla de doble puerto de Chevrolet con el emblema de la marca en el centro. Estos elementos están acompañados de una línea horizontal cromada que remata en los faros que no son LED. La única iluminación de este tipo está presente, además de las calaveras, en la defensa, funcionando como luz de conducción diurna.
De ahí en fuera, la carrocería es sobria, sin quiebres rebuscados o líneas que rompan con lo tradicional. Los rines de aluminio de 16 pulgadas también son sobrios y con un diseño generalista, que incluso es muy fácil de limpiar gracias a la apertura de los brazos.
Por dentro del sobrio exterior, el Chevrolet Onix es una agradable sorpresa. Y es que, puertas adentro, resulta uno de los autos más equipados de su segmento en materia de conectividad y de seguridad.
Desde la versión de entrada cuenta con seis bolsas de aire, control electrónico de estabilidad, frenos de disco delanteros y traseros de tambor con ABS, distribución electrónica de frenado, sistema de anclaje ISOFIX para sillas de bebé con Tether para montaje de manera fácil y rápida, además de una muy funcional columna de dirección colapsable. Estos elementos, en combinación con su sólida estructura, le han otorgado cinco estrellas en las pruebas de impacto de la calificadora especializada Latin NCAP.
El asistente de arranque en pendientes para la versión con transmisión automática es, igualmente, de gran ayuda, además de contar con cristales y espejos eléctricos, tres puertos USB de carga al interior, uno en la parte baja de la consola central y dos más para los asientos de atrás.
Otros de los elementos a mencionar, que son raros en el segmento, son el cargador inalámbrico para celulares y el aire acondicionado automático.
En términos de tecnología, la adopción del ya conocido software de asistencia personal de General Motors, nombrado On-Star, es uno de sus puntos más fuertes, complementándose con la pantalla de táctil a color de siete pulgadas en la que se despliega la última generación de la interfaz del sistema de infoentretenimiento.
Gracias a esto, nos es posible sincronizar nuestro celular al automóvil independientemente del sistema operativo, pues soporta Android Auto o Apple CarPlay, que se inician automáticamente al conectarnos por el puerto USB central.
En esta misma pantalla se proyecta la cámara de reversa con asistente de estacionamiento que emite una alerta de proximidad cuando estamos acomodando el coche en espacios apretados.
Este nivel de conectividad y asistencias se agradecen y pueden jugar un papel muy importante al momento de tomar una decisión de compra, ya que generalmente en este segmento cada uno de los agregados en equipamiento tiene un impacto final en el precio de venta.
La potencia no es problema. El Onix no es un deportivo ni está en sus intenciones serlo, pero no por eso la marca se quería conformar con un desempeño apenas cumplidor. Por eso decidieron instalar motores turbo para todas sus versiones.
La primera de la opciones de motorización consta de un bloque de 1.0 litros turbocargado con 114 hp y 120 libras-pie de par que se puede emparejar a una transmisión manual de cinco velocidades o una caja automática de seis. La segunda oferta mecánica se compone de un motor de 1.2 litros con el mismo esquema de sobrealimentación para proporcionar unos nada despreciables 130 hp y 141 libras-pie de par. Este último conjunto mecánico solo está disponible acoplado a una transmisión automática de seis velocidades.
Esta última variante fue la que tuvimos en nuestras manos, y pudimos notar un desempeño que se balancea entre lo ágil y el confort. La respuesta del conjunto mecánico al momento de acelerar es muy progresiva y para nada brusca. Estos números de potencia y prestaciones lo colocan como el más potente entre sus rivales directos ( Virtus y Versa) y a la par de un equipamiento de conectividad superior a ambos ejemplares, toca la puerta fuerte para que se escuche como uno de los participantes más capaces de su segmento en el mercado mexicano.
El inicio de ventas será a finales de enero y, a reserva de la confirmación, su precio rondará el margen de los 240 mil y 300 mil pesos entre todas sus versiones.