Manejar con lluvia requiere un extra de atención, pues la visibilidad es menor y la adherencia en el pavimento también se ve disminuida debido al agua. Aunque no es la condición más compleja, es importante estar prevenidos para evitar cualquier imprevisto.
Pero a veces es inevitable pasar por charcos más grandes de los que nos gustaría, y esto podría resultar peligroso. Además de que un bache puede esconderse debajo del agua, existe la posibilidad de vivir el aquaplaning.
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El aquaplaning es un fenómeno en el cual se pierde el contacto de la llanta con el pavimento. Esto se debe a que se circula sobre un charco de tamaño importante y las llantas, a pesar de tener un diseño para expulsar el líquido, no pueden sacarlo del todo.
Podría decirse que es como “flotar” entre el pavimento y el agua, que provoca pérdida de tracción y dirección. A velocidades de ciudad es más sencillo de controlar, pero el riesgo de generar un accidente. Unas llantas nuevas, con dibujo de 8 milímetros, pueden evacuar hasta 30 litros de agua por segundo a 80 km/h.
La solución más lógica es no pasar por un charco a gran velocidad así como de tener suficiente profundidad en el dibujo de tus llantas. En caso de que percibas la pérdida de tracción, hay que dejar de acelerar y mantener el volante recto hasta recuperarla.
Por el contrario, si es en una curva, mantén la trayectoria a la vez de soltar el acelerador. Por ningún motivo frenes, ya que la transferencia de peso hará que se pierda el control del auto.
En cambio, si al manejar con lluvia ves a la distancia una importante acumulación de agua, baja la velocidad para llegar con menor fuerza al charco y que las llantas tengan tiempo para evacuar el líquido. Lo ideal sería esquivarlo, pero si no se puede, esto es lo mejor que se puede hacer.
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Independientemente de estos consejos sobre aquaplaning, verifica que las plumas de los limpiaparabrisas se encuentren en óptimo estado. De no ser así, hay que cambiarlas. Igualmente, rellenar el depósito del líquido limpiador ayudará a tener buena visibilidad.
Al comenzar la lluvia, enciende las luces, aunque sea de día. El objetivo es que otros autos y peatones te vean, pues las gotas de agua y reflejos de luz hacen difícil localizar algunos autos. También, incrementa la distancia segura con respecto al vehículo de adelante para tener tiempo de reacción si es que ocurre algo.