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A mediados de los noventa se vivía una época dorada para los autos del continente asiático , precisamente de Japón . En esta entonces, las casas de diseño y los departamentos de investigación y desarrollo de marcas como Nissan, Honda, Mitsubishi, Mazda y Toyota desarrollaron deportivos que dejaron en evidencia las carencias de marcas como Ferrari .
Incluso, hay una leyenda en la industria automotriz que menciona al entonces presidente de Ferrari de la época, Luca Cordero di Montezemolo, aceptar en una junta que el 348 de los noventa era “una basura” comparado con sus competidores orientales.
¿Por qué superaban a los superdeportivos europeos? Todos los avances tecnológicos que mostraron, como la dirección en las 4 ruedas , aerodinámica activa, motores rotativos turbocargados y suspensión adaptativa eran elementos con los que otras marcas solamente soñaban.
Hoy en día comienzan a convertirse en clásicos , algunos ya habiéndose ganado el título de “ leyenda ” en la industria automotriz y aquí te mencionamos 5 deportivos japoneses que humillaron a los europeos.
5. Mitsubishi 3000GT
En su mercado de origen se llamó 3000GTO, como un pequeño guiño (o provocación) a Ferrari. Este deportivo nació en 1990 y echaba mano de un motor V6 de 3.0 litros con doble árbol de levas y 24 válvulas para dar un total de 300 caballos de fuerza.
Para 1994, la potencia se había elevado a 320 hp , además de haber añadido tracción integral y, a más de 50 km/h, los neumáticos traseros podían girar en la misma dirección que los delanteros para mejorar la estabilidad en las curvas.
De igual manera, fue de los pioneros en echar mano de aerodinámica activa que modificaba la posición del alerón trasero para mejorar la carga a altas velocidades.
Un auto que se ha convertido en clásico de culto para los amantes de la cultura japonesa. No mostraba un nivel de tecnología tan elevado como el competidor de Mitsubishi, pero era definido como el auto más divertido de manejar de su época, especialmente por el motor V6 de 300 hp que propulsaba exclusivamente al eje trasero.
Presumía de dirección en las ruedas de atrás en sus versiones más equipadas y adoptó un esquema de suspensión multibrazo en ambos ejes que, según algunos especialistas en modificaciones, era uno de los elementos que más les permitía jugar para variar sus posiciones.
3. Mazda RX-7
La mejor época de este deportivo japones llegó con la generación de 1992. Es cierto que, con 280 hp, era menos potente que los mencionados anteriormente, pero destacaba por el tren de poder tan especial que los ingenieros asiáticos habían desarrollado.
Su as bajo la manga era un motor rotativo de 1.3 litros con dos turbocargadores que se activaban de manera secuencial, uno para bajas revoluciones y otro para cuando se llevaba al límite este deportivo. Como resultado, el corte de inyección podía ser elevado con algunos retoques por arriba de las 10,000 revoluciones por minuto.
2. Toyota Supra
Actualmente se comercializa la quinta generación del Supra en México , y por desgracia su antecesor jamás piso los suelos nacionales de manera oficial. No obstante, en otros mercados, especialmente en Europa, llegó a equipar dos turbocompresores con un comportamiento similar a los del RX-7 para dar hasta 320 caballos de fuerza en su última actualización.
Sin embargo, se creía que el mítico motor 2JZ podía dar incluso más potencia de la anunciada por la marca. En condiciones promedio, aceleraba de 0 a 100 km/h en 4.5 segundos, tenía una velocidad máxima limitada a 250 km/h y, para mantenerlo en control, Toyota desarrollo todo un esquema de suspensiones multibrazo para ambos ejes desde cero.
1 . Acura/Honda NSX
Conocido de esta lado del océano como un producto de Acura (porque nadie iba a comprar un Honda con dichas prestaciones en América), es difícil pensar en un deportivo noventero con mejores prestaciones que el legendario NSX.
Este vehículo estaba tan comprometido con la deportividad desde su planeación que la firma japonesa se apoyó en Ayrton Senna para la puesta a punto y rendimiento del auto.
De hecho, en su momento se catalogó como el auto con mejor relación peso/potencia disponible en el mercado , superando a las propuestas de Ferrari y Porsche, el 348 y 911 respectivamente.
Su chasis estaba fabricado en aluminio, así como los brazos de la suspensión, su distribución de peso era casi perfecta y se logró una relación peso/potencia de 5.1 kg por caballo de fuerza.
Colocado en posición central, el motor V6 de 3.0 litros proporcionaba 270 hp y aceleraba de 0 a 100 km/h en poco menos de 5.0 segundos.