Más Información
Sheinbaum supervisa avances de la Línea 4 del Tren Ligero en Guadalajara; “siempre será bienvenida a Jalisco”: Lemus
ONG obsequia implantes anticonceptivos a mujeres migrantes; buscan dar acceso a servicios de salud sexual
Sheinbaum se reúne con Lemus; “trabajar al estilo jalisco es en coordinación con la federación”, expresa gobernador
Estos últimos meses hemos conocido discursos con promesas para garantizar derechos humanos, así como para mejorar nuestras condiciones de vida. Los candidatos han expuesto las ideas del país que quieren alcanzar y cómo pretenden llegar a él. Este es, quizás, uno de los principales activos de las campañas: miles de personas pensando soluciones creativas para resolver problemas públicos. Frente a cada diagnóstico, un abanico amplio de posibles soluciones.
Pero esta etapa llegó a su fin. Comienza ahora un periodo muy corto —la veda electoral— cuya finalidad es que los ciudadanos cuenten con un espacio para pensar el sentido de su voto.
Lo primero que debemos pensar es el potencial que tiene el sufragio como agente de cambio. El voto es el instrumento más efectivo que tenemos para mejorar las condiciones de vida. Ningún país resuelve sus problemas a partir de la indiferencia o la apatía. Los desafíos públicos se combaten con participación ciudadana, y ésta mientras más informada, mejor. Las campañas nos dotaron de información sobre las propuestas de cada candidatura. Estos días nos permitirán decantar nuestras ideas y pensar lo que más conviene a nuestro país o ciudad.
El tema no es menor, si se considera que en toda Latinoamérica el apoyo a la democracia ha caído ocho puntos porcentuales en lo que va de la década. Frente a ese descontento, hay quienes equivocadamente piensan que alejarse de las urnas es una buena opción. La evidencia demuestra que —por el contrario— la participación electoral permite enfrentar en forma más audaz los problemas que se presentan. Encuentro cuatro argumentos a favor de voto como mecanismo de cambio:
1.— Elecciones subnacionales. No sólo está en juego la Presidencia, sino que existen más de 17 mil 500 cargos locales y municipales en juego. Por ejemplo, en la CDMX hay más de 3 mil candidatos pensando, cada uno desde su visión e ideología, cómo mitigar los males que aquejan a una de las urbes más grandes del mundo.
Además, las autoridades se han preparado para ofrecer elecciones confiables e íntegras. El Instituto Electoral de la Ciudad de México es la única autoridad electoral subnacional en todo el mundo que ha logrado certificarse bajo la norma ISO 17582 (electoral), con lo que confirma que sus procedimientos se apegan a estándares internacionales.
2.— Es un proceso ciudadano. Una de las virtudes de nuestro sistema electoral es que son ciudadanos —vecinos de cada demarcación— quienes cuentan los votos y tienen la autoridad en la casilla. A ellos los acompañan representantes de partido y candidaturas, así como un ejército de observadores que se han registrado para vigilar la elección y denunciar cualquier irregularidad.
3.— Lo que está en juego es nuestro futuro. Las personas que resulten electas deben obtener de las urnas un mandato claro sobre lo que deben hacer los próximos años.
Las decisiones de los gobernantes electos afectarán no sólo a los 89 millones de personas inscritas para votar. También repercutirán en la calidad de vida de treinta millones de personas que todavía no alcanzan la edad ciudadana, de doce millones que están viviendo en otro país y alrededor de ocho millones de bebés que no han nacido, pero habrán de hacerlo en México durante el próximo sexenio.
Cuando se sufrague debemos pensar que ese acto estará impactando en la vida de las futuras generaciones. Estamos manifestando nuestra preferencia —educativa, laboral, económica, etcétera— para quienes vienen atrás de nosotros.
4.— Hay problemas públicos novedosos que requieren mandatos claros. A los tradicionales desafíos del país, hoy se agregan otros, como la relación con Estados Unidos o los brotes de violencia. De las urnas saldrá la manera en que la mayoría quiera que se atiendan estas cuestiones.
El impulso que nuestro país necesita no vendrá de agentes externos. Está en cada mexicano que asuma su responsabilidad y ejerza su derecho. México necesita que su democracia siga siendo el camino idóneo para la transformación.
Consejero electoral del Instituto
Electoral de la Ciudad de México.
@ yuribeltrán