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Algunas consecuencias de la inequidad de género son que nos divide como sociedad, merma nuestra confianza en los otros y deja el campo abierto a la impunidad en actos de violencia. Si bien no hay un antídoto mágico que resuelva estos problemas, sí hay distintos “medicamentos” sociales que pueden auxiliar. Uno de ellos es preguntar. Preguntar para quitar poder a quienes lo ejercen con engaños, obligar a rendir cuentas, empoderar a las mujeres y en general a las y los ciudadanos; se trata de preguntar para saber y vigilar.
En el marco del próximo 25 de noviembre, fecha que la ONU estableció para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es relevante, en primera instancia, socializar la información que permite entender las consecuencias del desdén con el que tratamos todos los días el problema. Por ejemplo, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Inegi, 2106), 43.9% de las mujeres han sido agredidas por su pareja en algún momento de su noviazgo o vida marital. Esto pone al hogar como el lugar donde se da mayor violencia de género y significa que casi uno da cada dos mujeres con las que tenemos contacto en un día común está o ha estado en esta situación.
Y saliendo de casa el problema no desaparece. El mismo Inegi señala que las calles y el transporte público son el segundo ámbito de mayor violencia para las niñas y mujeres. En suma, y llevándolo a un caso específico como el de la CDMX, sirve saber que 81.4% de las capitalinas se sienten inseguras de vivir o transitar en esta mega urbe, de acuerdo con la CNDH.
Existen hoy en día cifras que han ido dando forma a lo que antes era una figura difusa y muda. Las instituciones y las organizaciones civiles han ayudado en este sentido, pero también desde la sociedad se puede contribuir a disminuir la violencia contra la mujer preguntando. En el Inai queremos coadyuvar a ello.
Preguntar es una tarea a la que exhorto en particular a las mujeres, ya que en sociedades democráticas es una forma de combatir la prevalencia de la violencia. Al saber se mide, al medir se exige, al exigir se reducen las inequidades, al reducir las inequidades disminuye la violencia. Hago este llamado así, porque hasta donde vamos de 2017 y desde 2003, son menos las mujeres que han ejercido su derecho de acceso a la información que los hombres. Lo que, es más, prácticamente se mantiene la misma proporción desde 2003. Con esto solo evidencio que nos hace falta a las mujeres, como grupo afectado por la violencia en la proporción que ya he mencionado, involucrarnos más. De ninguna manera me parece que preguntar por asuntos de violencia de género corresponda sólo a las mujeres, los hombres bien pudieran también hacerlo y contribuir con ello al mejor entendimiento del asunto.
Preguntando se puede dar seguimiento, por ejemplo, a los 56 municipios —en Estado de México, Morelos, Michoacán, Chiapas, Nuevo León y Veracruz— en los que se ha declarado la alerta de género; pero también se pueden conocer los procedimientos locales de denuncia de violencia, los lugares de atención en las cercanías de una colonia, evidenciar malas prácticas en los sitios de trabajo, exigir la rendición de cuentas, tener insumos para la exigencia de intervenciones de la autoridad.
Y en tanto la información fluya con mayor transparencia, sea de utilidad para la toma de decisiones y los resultados comiencen a ser más ciertos, podremos ir dando vuelta a esa tendencia que sólo aparenta ser irremontable: la vida sin violencia a mujeres y niñas.
Comisionada del Inai.
@XimenaPuente