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Johann Rupert, presidente de la junta directiva de Richemont, el grupo con mayor número de firmas de relojería de prestigio en el mundo como Cartier, Montblanc, IWC o Jaeger-LeCoultre, dio a conocer el viernes pasado los resultados de su ejercicio anual que concluyó en marzo. Las ventas cayeron 4% y los beneficios del conglomerado cedieron hasta 46%.
Rupert atribuyó los resultados, por debajo de lo esperado, a la reestructura acometida desde hace dos años por sus marcas para reposicionarse con fuerza al final del invierno que atraviesa la relojería desde 2014.
El directivo mencionó la compra del inventario sobrante en el mercado, la reducción de más de 300 puestos de trabajo y la disminución de las ventas a minoristas independientes (–14%) para potenciar el negocio de las boutiques y el comercio electrónico propios (4%). En definitiva, “un ajuste de bases para situarnos a niveles sostenibles con la demanda”, aseguró.
Factores como la sobreproducción, las fluctuaciones cambiarias, la sobreexposición al mercado chino o la caída del turismo por el terrorismo han llevado a la relojería a su periodo más negro desde la crisis del cuarzo de los años 70. Todavía “hay demasiados relojes de lujo en el mundo”, dijo el empresario sudafricano a Bloomberg para justificar los resultados ante los accionistas.
Sin embargo, en Richemont parece que todo marcha conforme a un plan preconcebido. Los brotes verdes apuntan a que se está en la senda de la recuperación, aunque “la volatilidad y la incertidumbre en los entornos geopolítico y comercial probablemente prevalecerá”, subrayó Rupert.
Según él, no hay que hacer sólo una lectura a corto plazo, pues se han tomado medidas para adaptarse a un nuevo entorno con las que espera salir fortalecido frente a sus competidores. Marzo arrojó incrementos en las exportaciones suizas de relojería por primera vez desde hace 21 meses. “El año pasado planteó desafíos para Richemont, pero el grupo respondió a los cambios en la demanda y en los patrones de consumo que afectaron especialmente al negocio de relojes”, dijo.
La relojería de Richemont retrocedió 11% en los últimos 12 meses, pero Rupert se refiere a la nueva oferta de productos de precio más accesible en casi todas sus marcas destinada a un consumidor más joven y un marketing más dirigido a millennials.
Los rubros que mejor se comportaron para el grupo fueron la joyería, los productos de piel y los instrumentos de escritura. China continental, Corea del Sur y Macao tiraron de los incrementos en Asia de 37%, mientras que las Américas mostraron resultados positivos de 17% con la gran noticia de que Estados Unidos, el primer mercado de Richemont, regresó al crecimiento.
En la pasada junta anual de noviembre, el presidente anunció una reestructura de la cúpula directiva durante 2017. Hombres de confianza veteranos del grupo, como el director general Richard Lepeu o el director financiero, Gary Saage, están dejando sus labores ejecutivas en manos de un nuevo perfil de directivos que deberá ser ratificado en la próxima junta.
Entre ellos están Clay Brendish, experto en tecnología de la información y telecomunicaciones; Keyu Jin, especialista en macroeconomía internacional y China; Nikesh Arora, director de negocios de Google hasta 2014, o Vesna Nevistic, ex directora general de UBS. Todos ellos con un currículum tecnológico y financiero.
También se anunció la entrada al consejo de Anton Rupert, hijo del propietario de Richemont, por su visión profunda en los comportamientos del consumidor, en el marketing digital y en el comercio electrónico.