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La industria relojera suiza ha dado señales de enfriamiento durante los últimos dos años. El gigante del lujo Richemont, dueño del portafolio de marcas de alta relojería más importante de la industria, anunció el viernes pasado que quiere anticiparse al cambio de paradigma en el sector al mover decididamente a su junta directiva, en una reestructura histórica destinada a enfrentar los retos que vienen.
“Estos cambios fortalecerán la capacidad del grupo para responder a los mercados dinámicos en los que operamos, particularmente en el desarrollo del marketing digital y el e-commerce”, dijo Johann Rupert, Presidente de la Junta Directiva de Richemont. Richard Lepeu, el actual CEO, se jubilará en marzo próximo y ese cargo será eliminado del organigrama. Como consecuencia, los responsables de las firmas, entre las que se encuentran Cartier, Vacheron Constantin y Jaeger-LeCoultre, le reportarán de forma directa a Rupert y la junta. El CFO Gary Saage será reemplazado por su adjunto Burkhart Grund en julio de 2017. Otros ocho de los 19 directores de la junta también se jubilarán el año siguiente. Cinco de ellos se incorporarán a un consejo consultivo internacional y los tres restantes, ex CEOs del grupo, serán asesores sénior.
“La responsabilidad no puede caer en una sola persona, es injusto”, afirmó Rupert. “Nunca volveremos a tener un puesto de CEO similar. Es momento de voltear hacia otra generación”. Esta renovación generacional se da en una hora crítica para el sector, provocada por factores como la sobreproducción de 2010 a 2014, cuando las exportaciones de relojes suizos se incrementaron tanto como en los 10 años anteriores.
Al exceso de producto en la calle se ha sumado la aplicación de leyes regulatorias en China, que enfrió drásticamente el consumo del lujo en ese país, además de la disminución del turismo en Europa por los atentados terroristas en Francia, Bélgica y Alemania, y el fortalecimiento del franco suizo. Todo ello ha provocado que las exportaciones de relojes suizos hayan disminuido durante 15 meses consecutivos.
Otro desafío, como revela el anuncio de Richemont, es el inminente giro hacia el marketing digital y el e-commerce, lo que modificará la estructura de la distribución que durante décadas ha sido soportada a través de los minoristas independientes. Los resultados de Richemont en el primer semestre del año fiscal 2016, también anunciados el viernes, muestran los efectos negativos del complejo entorno global. Hasta el 30 de septiembre de este año, las ventas del consorcio disminuyeron 13% en comparación al mismo periodo de 2015, las utilidades operativas se redujeron 43% y su beneficio neto cayó 51%, de 1,103 millones de euros el año pasado a 540 millones de euros en lo que va del ejercicio fiscal de 2016.
Sin embargo, estas cifras se vieron afectadas por el gasto único de 249 mde que varias firmas del grupo hicieron para recomprar inventario y apoyar a sus socios minoristas. Esta reacción casi inmediata del grupo tendrá efectos positivos a largo plazo, pues le ayudará a sanear el mercado más rápidamente, aunque a corto plazo impacte en sus resultados.
Dos nombramientos destacan para que Richemont haga frente a este panorama, el más complejo para la relojería suiza desde la “crisis del cuarzo” de los años 70. Georges Kern, que hasta ahora fungía como CEO de IWC Schaffhausen, fue designado Director de Relojería, Marketing y Digital. Por su parte, Jérôme Lambert ha pasado de ser CEO de Montblanc a Director de Operaciones y de todas las marcas que no sean de joyería y relojería, como Dunhill, Chloé y la propia Montblanc. Los reemplazos de Kern y Lambert aún no habían sido confirmados oficialmente al cierre de la edición.
Además de ellos, a la junta directiva se unirán Nicolas Bos, CEO de Van Cleef & Arpels, y el nuevo CFO Burkhart Grund. Las acciones del grupo reaccionaron positivamente a estos cambios con una ganancia de 5%, después de que el año pasado habían caído más de 20%, según The Financial Times.