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“La cuestión que enfrenta Cartier es cómo captar la atención de una nueva generación sin sucumbir a la cultura juvenil. Cómo modernizar la música clásica sin convertirla en rap”. Cyrille Vigneron, CEO de la histórica firma parisina desde el pasado 1 de enero, adelantó en el octavo Forum de la Haute Horlogerie, celebrado el 9 de noviembre en Lausana, Suiza, los desafíos en los que ya está trabajando y que apuntan a un cambio de era significativo en uno de los grandes estandartes del lujo. Y las decisiones en Cartier siempre tienen consecuencias más allá de sus fronteras.
Vigneron, el ponente más esperado en el principal think tank anual de la industria, que este año tenía por título “Tiempos de mutación”, esbozó durante 15 minutos parte de su plan.
“Cartier es una marca de adultos codiciada por un estilo que fue pensado hace décadas y la gente joven no tiene los mismos referentes que sus padres”, dijo ante un auditorio conformado por los principales líderes de la industria de la relojería.
Habló también de cómo el precio de los relojes después de años de continuo incremento en el sector se ha vuelto inaccesible para un consumidor joven y eso ha hecho que el producto ya no tenga el mismo significado que tenía para sus padres.
El CEO destacó cómo los cambios tecnológicos están afectando la distribución de los productos de lujo. Según él, la red actual de distribución de las firmas relojeras no ha sido diseñada para responder a una información global donde el cliente compara precios y puede comprar desde cualquier lugar.
“Internet está poniendo de cabeza la logística global. El ciclo de una boutique actual se basa en un periodo de cinco años y eso nos pone ante un shock de la volatilidad. Si a eso le sumamos los nuevos hábitos de consumo de los jóvenes, el lujo debe adoptar una actitud de cambio”, aseguró.
Sus declaraciones son las primeras realizadas por un CEO de una firma de Richemont, cinco días después de que el principal grupo de firmas de alta relojería y joyería, que incluye marcas como Montblanc, Vacheron Constantin, IWC, Jaeger-LeCoultre, Piaget, Van Cleef & Arpels o Panerai, anunciara un retroceso en sus ganancias del 51% en los últimos seis meses.
Johann Rupert, presidente de Richemont, ya se refirió al comunicar los resultados a un cambio de modelo de negocio que permita afrontar con rapidez las mutaciones en el negocio del lujo y anunció los primeros movimientos en la junta directiva.
En concreto, mencionó el marketing digital y el comercio electrónico como objetivos. Georges Kern, hasta octubre CEO de IWC, ha sido designado la cabeza de todo el área relojera del consorcio para enfocarse en ello con prioridad.
Cyrille Vigneron, quien se formó en Cartier entre 1998 y 2013 para ocupar después el puesto de Presidente de LVMH en Japón antes de regresar a la firma parisina, encarna el nuevo perfil que Richemont quiere situar al frente de sus marcas para seguir liderando un sector en plena transformación. Cartier se ha defendido en números negros pese a los retrocesos del mercado relojero en los dos últimos años por el buen comportamiento de la joyería.
El directivo alertó de que es un error atribuir todos los problemas que vive la relojería a las medidas anticorrupción adoptadas en China y a la caída del 25% del yuan que ha golpeado sensiblemente las ventas globales de relojes.
“La economía china sigue teniendo un importante poder de creación de riqueza y su apetito por el lujo sigue intacto, lo que no puede decirse de Europa”, afirmó.
La estrategia que adopte Cartier puede tener eco en sus marcas hermanas, ya que sus ventas representan el 40% del total.