El primero en dar la sorpresa este año fue TAG Heuer. Su reloj Carrera Heuer 02T con un cronógrafo automático certificado como cronómetro y un tourbillon volante se presentó a los medios en marzo a un precio de 15,000 dólares, el más barato del mercado. “Alta relojería asequible”, lo calificó Jean-Claude Biver, CEO de la marca, y un hombre al que le gustan las sorpresas. Las redes sociales entraron en ebullición. Si un reloj suizo manufacturado de prestigio podía desafiar las reglas del mercado a un 80% abajo del precio habitual ¿cuál es el valor real de un tourbillon? Los creadores explican que estrenar esta nueva categoría inédita ha sido posible por una sucesión de aciertos: mejorar los procesos de producción de la fábrica de Chevenez, prescindir de los acabados a mano en el movimiento que suelen distinguir a la relojería con pedigrí, usar la base de un movimiento propio de cronógrafo, como el CH-80 y usar la experiencia de anteriores desarrollos de alta gama como el modelo Monaco V4 Tourbillon. Desde la marca comentan que se ha aplicado el mismo margen al precio de este tourbillon que a un Carrera normal.

En un año donde la relojería helvética se interroga a sí misma en busca de respuestas a la caída de un 11% en las exportaciones en lo que va de año, la irrupción de relojes complicados ensamblados de forma semi-industrial puede ser la solución para las firmas que no son consideradas un valor refugio prioritario. Montblanc ya se había adelantado en 2015 al anunciar la tendencia de los modelos de manufactura amable con sus 4810 ExoTourbillon Slim a 38,000 dólares y un Calendario Perpetuo Meisterstuck Heritage a 12,800 dólares, precios que entran en el rango de la provocación.

El último en sumarse a la tendencia ‘affordable’ ha sido Ulysse Nardin. Su distintivo Executive Tourbillon (75,000 dólares) se presenta ahora en una línea Executive con un aspecto más contemporáneo con un 40% por abajo de su precio habitual y ha resultado todo un éxito inesperado. Massimo Bonfigli, Director Regional de Ventas, comentó esta semana a Tiempo de Relojes que la firma adoptó esa decisión después de ver como el modelo tradicional se estabilizaba en ventas. Según el directivo, el éxito del Executive Tourbillon ha sido tal que ha redefinido “de forma irreversible” toda la futura estrategia de la marca. “Eso no significa que vayamos a prescindir de cosas extraordinarias de alto rango como el Freak o el Sonata, pero la técnica asequible es nuestra nueva prioridad”. La incorporación de una firma independiente como ésta al grupo Kering hace dos años le ha permitido, según Bonfigli, reducir el margen de error en un nuevo lanzamiento, puesto que ahora todo es mucho más analizado. Ulysse Nardin, como TAG Heuer y Montblanc comparten ser una marca acreditada, tener capacidad propia de I+D y pertenecen a grandes grupos de lujo como Kering, LVMH y Richemont que les exigen resultados. Pero no son los únicos que están siguiendo esta ruta. Jaeger-LeCoultre lanzó su Master Tourbillon a 45,000 dólares en 2009 y hoy sigue haciendo gala de ser manufactura a precio razonable, y Fréderique Constant tiene en catálogo un Slim Tourbillon de 29,000 dólares y ahora pertenece a Citizen Group, propietario de una de las mejor dotadas manufacturas independientes a terceros de Suiza: La Joux-Perret. Parece que el Santo Grial de la relojería complicada se adapta a los tiempos.

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