Los movimientos en la industria relojera no cesan ni dejan de sorprender. El más reciente: Citizen Watch Co., Ltd, anunció hace unos días la adquisición de la compañía suiza Frédérique Constant Holding SA, que incluye, además de la marca Frédérique Constante, a las firmas Alpina y Atelier DeMonaco. ¿Qué significa esta compra para el sector?

Este portafolio se une a otras casas que ya habitan bajo el paraguas de la firma japonesa: la estadounidense Bulova y la manufactura suiza La Joux-Perret SA con sus marcas Angelus y Arnold & Son. La Joux-Perret es un respetado fabricante de mecanismos utilizados ampliamente en la relojería helvética de alta gama.

Citizen es un gigante con 98 años de historia que facturo 3.5 mil millones de dólares en 2015. Esto lo convierte en el quinto jugador más importante de la relojería en el mundo, por detrás de Grupo Swatch, Richemont, Rolex y LVMH.

¿Será que la industria suiza se equivocó al creer que el peligro para ella estaba solo en Silicon Valley con los relojes conectados de Apple, cuando en realidad la amenaza para ella también viene de Oriente?

Japón duerme tranquilo ante la irrupción de lo smart porque conoce mejor la forma de pensar de un público que gusta de los relojes de vanguardia desde la revolución del cuarzo en las décadas de 1970 y 1980.

"Creemos en la diversidad de la mayoría frente a las tendencias de moda. Hasta el propio Tim Cook [CEO de Apple] declaró que no hay forma de que todas las nuevas generaciones tengan un Apple Watch en su muñeca", dijo Norio Takeuchi, Director General de Citizen, después de cerrar su último ejercicio con un incremento de casi 10 por ciento, el mayor en los últimos cuatro años, si bien es cierto que de sus cifras sólo 50 por ciento corresponde a la producción de relojes de pulso.

La diversidad implica, entonces, entrar más a fondo en la producción de relojes mecánicos, como complemento a los productos de cuarzo y con tecnología Eco-Drive que caracterizan a Citizen. Toshio Tokura, CEO de Citizen Watch Co., Ltd, dijo que con esta compra "tendremos la gran oportunidad de aumentar las ventas de Frédérique Constant a través de nuestros canales de distribución, sobre todo en Japón y Estados Unidos".

Además, comentó Tokura, "Citizen será capaz de aumentar su cartera de marcas y ocupar un espacio en mercados en los que algunos de nuestros competidores operan para así ampliar la presencia de la marca Citizen en el mundo". Luego agregó: "Citizen logrará una gran sinergia para el intercambio de tecnologías e infraestructuras en el futuro".

Las firmas adquiridas ocuparán un lugar estratégico en el tablero de los negocios. Con Frédérique Constant y Alpina, la japonesa Citizen está preparada para competir con otras casas relojeras con productos de calidad y precios asequibles como Longines, Hamilton, Baume & Mercier o TAG Heuer, entre otras.

Frédérique Constant tiene incluso una capacidad de manufactura relevante que le permite crear mecanismos propios con complicaciones. Produce 150,000 relojes al año y emplea a 170 personas en seis países. ¿Quién voltea la cara a una suculenta rebanada de un pastel rentable de miles de millones de dólares?

Aletta y Peter Stas, el matrimonio fundador de Frédérique Constant Holding SA, dijo que este movimiento asegura su compromiso con la empresa y sus empleados y es una manera de garantizar la viabilidad de la compañía más allá de ellos mismos. "Estamos cada vez más sorprendidos con las tecnología innovadoras de Citizen. Vemos la oportunidad de la alianza suizo-japonesa como una oportunidad para desarrollar y vender relojes de lujo accesibles para el siglo XXI y más allá", argumentaron. El acuerdo con Citizen mantiene a los Stats en sus actuales puestos directivos al menos durante los próximos cinco años.

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