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Las razones para admirar al gran clásico de Rolex

Nació hace 72 años como el primer reloj automático que mostraba la fecha en una ventana en la esfera. Desde entonces el Datejust no ha perdido relevancia y ahora tiene una versión de 41 mm en Rolesor blanco

La versión 2017 del Rolex Oyster Perpetual Datejust 41 en Rolesor blanco, con la carrura y el brazalete en acero 904L y el bisel estriado en oro blanco de 18 quilates.
27/07/2017 |16:47Manuel Martínez |
Redacción El Universal
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Inmortal, legendario, mítico, eterno... Los adjetivos se agolpan cuando el Oyster Perpetual Datejust de Rolex sale a escena y ninguno es producto de la exageración, sino que están respaldados por su historia y su éxito entre los admiradores de la marca.

Nacido en 1945, cuando se cumplía el 40 aniversario de Rolex, el Datejust Ref. 4467 en oro amarillo fue el primer reloj de pulsera de cuerda automática que indicaba la fecha en una ventana en la esfera. El mecanismo de aquel reloj con certificado oficial de cronómetro era capaz de realizar el ajuste rápido de la fecha a la medianoche, además de que con él se introdujo el brazalete Jubilé de cinco eslabones, que también era de oro amarillo.

La estética elegante del Datejust con su bisel estriado y sus índices y manecillas aplicadas en oro, aunada al gran adelanto y la utilidad que en ese tiempo significaba poder consultar la fecha en el reloj, lo convirtieron en un objeto de deseo entre los hombres de todo el mundo (la versión femenina llamada Lady Datejust apareció en 1957).

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A esto contribuyó también que fuera un modelo Oyster ensamblado en una caja del mismo nombre, que en 1926 se convirtió en la primera con juntas de sellado y corona arroscada que aseguraban su hermeticidad.

Desde entonces el Datejust ha seguido su camino rodeado de veneración y respeto entre modelos profesionales de la casa tan poderosos como el Sea-Dweller, el Cosmograph Daytona o el Yacht-Master II. Y nunca ha perdido terreno ante ellos.

Ha experimentado cambios menores y mayores, como la inclusión del lente magnificador Cyclops sobre la fecha en 1955. Su última gran evolución ocurrió en 2016, cuando Rolex lo presentó con una caja de 41 milímetros de diámetro en lugar de los 36 milímetros anteriores, aunque hay que señalar que el Datejust II lanzado en 2009 ya tenía esa medida más grande.

Las razones para admirar al gran clásico de Rolex

La caja fue sometida a una actualización de diseño para adaptarse a las nuevas proporciones, pero sin perder sus señas de identidad. Quizás más importante es que ahora el guardatiempo está equipado con el calibre 3235 de la manufactura, un prodigio con 14 patentes, el nuevo escape Chronergy de alto rendimiento energético fabricado con níquel fósforo, una versión optimizada de la espiral Parachrom azul y una autonomía de marcha de 70 horas.

Las razones para admirar al gran clásico de Rolex

En 2017 Rolex estrena el Datejust 41 en Rolesor blanco (combinación de acero 904L en la carrura y el brazalete y de oro blanco de 18 quilates en el bisel estriado) con la rediseñada caja que ya debutó en las versiones en Rolesor amarillo (acero 904L y oro amarillo) y Rolesor Everose (acero 904L y oro Everose) del año pasado.

Como el Datejust original de 1945, sigue teniendo la cualidad de un Cronómetro Superlativo pero ahora bajo los últimos parámetros de precisión de la marca. Es decir, está primero el certificado COSC a lo que le sigue un control adicional de Rolex con el movimiento ya encajado y una tolerancia de -2/+2 segundos por día.

La corona tiene el sistema de doble hermeticidad Twinlock. Se presenta con el brazalete Oyster de tres eslabones o con el Jubilé de eslabones macizos con la nueva sujeción invisible integrada bajo el bisel, para no afectar la continuidad visual. Los índices y las manecillas son de oro blanco de 18 quilates y tienen Chromalight luminiscente. Cuenta con el cierre desplegable Oysterclasp y el sistema de extensión Easylink que aumenta su longitud hasta cinco milímetros. La esfera de color azul tiene acabado tipo sol.