Bajo el rigor marcial de sus modelos imprescindibles, en los que predomina el negro y el azul, puede pasar desapercibido, pero Rolex propone una paleta cromática poco común por lo diversa, sobre todo en sus líneas de mujer. En las novedades 2017, el cromatismo explota en decenas de tonalidades que agrandan aún más las posibilidades de sus 13 colecciones. ¿Acaso muestra maneras de firma de moda a la sombra de los Submariner y Sea-Dweller?

Pero en Rolex la cultura del color no es una novedad. La trajo Patrick Heiniger, Director General de 1992 a 2008. A Heiniger, abogado intelectual nacido en Buenos Aires que se estrenó antes en el marketing, le gustaba la dolce vita rodeado de celebridades, las corbatas encendidas y las camisas a rayas estilo Riviera (murió en Mónaco a los 62 años), en contraste con su eterno bronceado y el rigor de los trajes oscuros.

Se dice que fue su novia Nina Stevens, una exótica belleza amante de las pieles, la que inspiró el Rolex Daytona Bejeweled Leopard, la primera declaración de intenciones con el color. Ese reloj no pasó desapercibido porque, por primera vez, un Professional combinaba el oro amarillo con los zafiros cognac y la textura manchada del leopardo dedicado a la mujer. La notoriedad fue tal que poco después otra línea, Daytona Beach, ahondaba en la transversalidad de géneros con versiones en turquesa, madreperla amarilla o rosa, y calcedonia verde en las carátulas, con las correas a tono.

En 2015, el Datejust Pearlmaster sentó un precedente al debutar con un bisel arcoiris de zafiros baguette con degradado cromático que iba de rojo a naranja pasando por el amarillo, entre otros juegos anímicos con el color. El mensaje quedó claro. Rolex usa el color con el desenfado del que no tiene que esperar a conocer las tonalidades de moda.

No es casualidad que esta temporada la firma haya escogido el Oyster Perpetual Yatch-Master, el único modelo que se creó con Heiniger, para transmitir su estado vital. El reloj de espíritu náutico por primera vez engastado, acicala un oro Everose en caja de 40 milímetros con una carátula negra y un bisel trufado de caramelos: 32 zafiros multicolores, ocho tsavoritas verdes y un diamante triangular a las 12 horas. Fue una de las piezas más comentadas del pasado salón de Baselworld.

Sobre sus credenciales técnicas no hay sorpresas: es sumergible hasta 100 metros, su mecanismo de manufactura Cal. 3135 automático con la espiral Parachrom de la casa y curva Rolex tiene reserva de carga de 48 horas, oscilación a 28,800 alt/h y ofrece garantía de cinco años como todos sus Cronómetros Superlativos con precisión de -2 / +2 segundos por día.

El reloj se completa con un brazalete Oysterflex con la robustez del metal interior y la elasticidad del elasteno.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses