En 1994, A. Lange & Söhne mostró al mundo la primera colección de su nueva era post-Guerra Fría, un cuarteto prodigioso que anunciaba la llegada de un peso completo de la alta relojería desde Sajonia. Entre esas creaciones se encontraba el Tourbillon “Pour le Mérite”, el primer guardatiempo que combinaba transmisión de cadena y caracol —característica de la línea “Pour le Mérite”, que ahora cuenta con cinco piezas— con un tourbillon.

En 2005, Lange añadió un cronógrafo rattrapante para dar vida al Tourbograph “Pour le Mérite”. Y en 2017 ha ido más allá con el Tourbograph Perpetual “Pour le Mérite”, donde la gran novedad es la incorporación del calendario perpetuo.

Esto enfrentó a los ingenieros de la manufactura de Glashütte al reto de orquestar la interacción entre los complejos mecanismos evitando conflictos o pérdidas no deseadas de energía. A. Lange & Söhne explica que tuvo que construir el calendario perpetuo alrededor del tourbillon, por lo que sólo pudo utilizar dos tercios de la superficie del movimiento. Por ello, el calibre base fue rediseñado con otro desafío: el de no aumentar demasiado su grosor, que al final ha quedado en 10.9 milímetros.

De los 684 componentes del nuevo calibre de carga manual L.133.1, no menos de 216 son parte del calendario perpetuo. Este ingenio marcará correctamente la duración de cada mes hasta 2100, cuando se le tendrá que hacer una corrección en el último día de febrero. Después seguirá infalible durante otra centuria.

El cronógrafo, una de las funciones que la marca ha llegado a dominar con maestría indudable como lo demuestra su Datograph, tiene columna de rueda de pilares y puente grabado a mano, y se opera mediante los dos pulsadores a los lados de la corona y uno más colocado a las 10 horas para el rattrapante. Durante una revolución completa del totalizador de 30 minutos, colocado a las 9 horas, se pueden detener cuantas vueltas sean necesarias.

Lange señala que la combinación de un calendario perpetuo con un rattrapante es inusual por los problemas que representa el uso de la energía del movimiento, sobre todo si las complicaciones funcionan de manera simultánea. Un ejemplo es cuando las indicaciones del calendario avanzan alrededor de la medianoche y el cronógrafo está andando. La reserva de marcha del calibre L.133.1 es de 36 horas.

El mecanismo por cadena y caracol, que estableció nuevos hitos en la relojería de precisión, garantiza un par de fuerzas constante y la misma amplitud del volante a lo largo de toda la duración de la marcha.

La esfera de plata sólida, con el tourbillon de un minuto reinando desde su trono a las 6 horas, ha sido diseñada con códigos clásicos y sutilezas necesarias para asegurar la legibilidad. Los números arábigos, la minutería ferrocarril, las manecillas de acero azul para las indicaciones cronométricas y las de oro rodiado para las del calendario rinden tributo a los relojes de bolsillo de Lange.

Por cierto, es la primera vez que los artesanos de Lange utilizan el acabado tradicional del pulido negro en una superficie curvada como la del puente del tourbillon.

La fecha se consulta a las 12, donde está la fase lunar con su disco de oro que será exacta durante 122.6 años. El día está a las 9, con el totalizador de 30 minutos del cronógrafo. El mes y el año bisiesto ocupan la subesfera de las 3.

Sólo se producirán 50 piezas de este guardatiempo, cuya caja de platino mide 43 milímetros de diámetro y 16.6 de grosor.

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