Hermès aborda esta esfera de madreperla como si fuera un lienzo, y con ella hace honores al arte de la pintura en miniatura. El reloj Slim d’Hermès Mille Fleurs du Mexique, totalmente desarrollado en los talleres de la maison, es una edición limitada de seis piezas numeradas inspiradas en los colores de México.
André Martinez es el artesano que ha dado vida a este guardatiempo. El proceso es meticuloso: calca primero el motivo en el nácar, inspirado en un pañuelo de Hermès de la diseñadora Laetitia Bianchi. A continuación, trabaja a mano cada una de sus líneas. Una vez que los contornos del dibujo están nítidamente trazados, prepara la paleta de colores. “Aplico la técnica de la rejilla. Divido en cuadros el patrón original y la esfera. Este paso lleva mucho tiempo, pero da un resultado muy preciso”, explica a Tiempo de Relojes desde Suiza.
Con delicadeza infinita, usando solo la punta del pincel, aplica una primera capa, a la que sucederán alrededor de otras 20, con un paso por el horno a 90o C entre cada una de ellas para secar la pintura. “El aspecto más importante es el respeto al diseño proporcionado por Hermès y el proceso completo es decisivo. Por supuesto, cuando se aplica el color tiene su aspecto final . Es cuando lo coloco en el horno para que se fijé la pintura que ya nunca más cambiará. Se necesitan entre 20 y 25 horas en el horno para concluir la esfera completa del Slim d´Hermès Mille Fleurs du Mexique”, cuenta Martinez.
De toque en toque de color, poco a poco, la esfera se anima para desvelar todos sus matices. El motivo mille-fleurs, que significa «mil flores», muestra un parterre de flores y hojas al estilo de la tapicería en boga en los siglos XV y XVI, de la que extrae su nombre. Laetitia Bianchi, en un guiño a su ascendencia mexicana, se ha inspirado en el folclor de su país: plumas, flores, hojas y aves se metamorfosean, aparecen o desaparecen dependiendo desde donde se mire la escena.
Cuando Martinez comenzó a practicar la pintura en miniatura fue el primero en Suiza en trabajar sobre carátulas y lo más difícil fue encontrar los productos adecuados y conocer sus propiedades. Una vez conocidos y controlados, el reto se centró en el desafío técnico y artístico, cuenta Martinez. “Llevo más de 20 años practicando la pintura en miniatura. Siempre he sido un apasionado del dibujo y la pintura, que fue la razón por la que empecé como joyero. Por un lado, yo quería pintar con total libertad y así es como yo enfrento la pintura en las esferas. Es un terreno que conozco muy bien y tengo la sensación de que una esfera puede expresar mucho más que una pintura tradicional”.
El artesano experto de Hermès necesita 85 horas para concluir cada esfera. “Lo más complicado es los detalles pequeños que obligan a cortar los pelos de los pinceles, dejándolos solo con muy pocos y finos cabellos”. André Martinez también domina otros oficios artísticos. Es veterano en el grabado a mano sobre madreperla natural y la técnica del mosaico, ambos aplicados a escala minúscula en las esferas de relojes. “Trato de usar técnicas que no son comunes pero que toman mucho tiempo de investigación”, menciona este artista.
La esfera, planteada como un cuadro tiene como marco una caja de oro blanco moldeada en los talleres de Hermès. Fiel a los códigos emblemáticos de la colección Slim, esta caja tiene líneas livianas y depuradas. En su interior palpita un corazón de manufactura Hermès H1950 de cuerda automática. Una correa de piel de aligátor verde es el broche de oro de este reloj. La caja mide 39.5 mm y tiene funciones de horas y minutos.