Más Información
Cárteles mexicanos reclutan a estudiantes de química para producir fentanilo, asegura NYT; buscan crear una droga más fuerte y adictiva
Ambientalistas condenan manejo de fauna en el Tren Maya; “La biodiversidad de México no debe ser sacrificada en nombre del progreso”
Senadores de Morena ven Corredor Interoceánico vital para diversificar comercio; representa un centro estratégico global
México y Guatemala fortalecen colaboración; INM aborda flujos migratorios con autoridades de ambos países
“Aviso de tormenta” migratoria en Tamaulipas; Américo Villarreal anticipa ola de deportaciones de EU tras amenaza de Trump
No es secreto que en la relojería el oro amarillo ha perdido terreno ante otros metales preciosos. Tampoco es secreto que esto se debe, en parte, a que al oro amarillo se le relaciona con una ostentación no muy bien vista. Esto no representa un problema para los relojes que se han hecho de un nombre por las razones estéticas y técnicas correctas.
Uno de ellos es el Royal Oak, un guardatiempo con una personalidad tan fuerte que puede salir bien librado de su adaptación a cualquier material. Vale la pena recordar que en su calidad de pionero del estilo sport-elegant, el Royal Oak nació en 1972 como un reloj de acero y que ése sigue siendo uno de los modelos favoritos entre los entusiastas.
El oro amarillo no es un extraño para el Royal Oak y menos para Audemars Piguet. Por el contrario, “ha sido central en la historia de la compañía”, dijo Michael Friedman, Historiador y Director de Desarrollo de la marca suiza. “La mayoría de las cajas de los relojes de bolsillo con complicaciones que hicimos a finales del siglo XIX eran de oro amarillo. Muchos de nuestros relojes importantes de las décadas de 1920 y 1930 combinaban ese material con otros. En los años 40, la mayoría de los cronógrafos de pulsera tenían cajas de oro amarillo, al igual que los relojes con calendario de los años 50. Y en los años 60 y 70, Audemars Piguet produjo brazaletes excepcionales en ese metal”.
Precisamente la discotequera década de 1970 fue muy receptiva con este material, tanto en el mercado femenino como en el masculino. “En esa época el oro rosa era una rareza”, dijo Friedman. “Además, el oro amarillo es mucho más suave que el platino, así que es más fácil trabajarlo con máquinas y terminarlo a mano, lo que dio como resultado los diseños creativos de ese tiempo”.
La colección nueva del Royal Oak en oro amarillo incluye un reloj tres agujas con caja de 37 milímetros, carátula en color plata o azul, y mecanismo automático; un cronógrafo también automático con caja de 41 mm y carátula plata o azul, y un calendario perpetuo con caja de 41 mm, carátula azul y mecanismo automático. A estos se suman una versión de cuarzo de 33 mm) y el Royal Oak Tourbillon Extraplano Esqueletado (caja de 41 mm y mecanismo de cuerda manual). En todos los casos, el brazalete está hecho de oro amarillo y, salvo en el modelo esqueleto, la esfera tiene el famoso motivo “Grande Tapisserie”.
Detrás de estos lanzamientos, se puede adivinar la intención de Audemars Piguet de imponer la tendencia del oro amarillo en la relojería. “El oro amarillo es atemporal y tiene ligas históricas profundas y significativas", dijo Friedman. "Con el uso de este material, celebramos el pasado y les ofrecemos a los coleccionistas una alternativa clásica a las tendencias actuales. Estoy convencido de que en los próximos años el oro amarillo regresará como una opción consistente junto con otros materiales tradicionales e innovadores”.