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En un entorno donde la tecnología está presente en casi cada aspecto de nuestras vidas es fácil ignorar los indicativos que pueden señalar conductas y hábitos adictivos bajo la capa de lo que las cifras marcan como normal. ¿Alguna vez te has preguntado si eres adicto a la tecnología?
Aun las personas cuyos trabajos implican tener contacto constante con las herramientas digitales deben admitir cuando tienen un problema, tal es el caso de Daniel Sieberg, gerente de marketing en Google, y conductor del noticiario web de la cadena ABC llamado “ABC News Now”, que por su labor requiere estar rodeado de tecnología todo el tiempo, por lo que le fue difícil aceptar que se había convertido en un adicto.
“Mi esposa solía tener un apodo para mí, me llamaba “gusano brillante” porque en la noche, cuando iba a la cama, en lugar de dormir o convivir con ella, me ponía a revisar mi smartphone y la luz de la pantalla sobre mi cara en la recámara oscura le hacía pensar que parecía uno de esos gusanos que brillan en la oscuridad”.
Al principio Daniel pensó que su esposa exageraba y no comprendía que su trabajo implicaba estar en contacto permanente con la tecnología por lo que tomaba a broma los comentarios. Tardó mucho en darse cuenta que realmente padecía lo que en psicología se denomina Tecnoestrés, es decir, adicción a la tecnología.
El caso de Daniel es más común de lo que parece. De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, alrededor de 52% de los usuarios de Internet en el planeta padecen algún tipo de conducta adictiva relacionada al uso de dispositivos tecnológicos o a los hábitos de uso de Internet y redes sociales.
En México, la Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM) estima que 2% de la población entre 11 y 18 años es adicta a la tecnología.
“Es una cifra relativamente baja al compararla con otros países como Estados Unidos en donde la proporción puede llegar al 40%, o Taiwán donde el 80% de los jóvenes presentan esta adicción, pero aun así es un porcentaje que debe preocupar ya que hace apenas dos años era de 0.5%”, explica Delia Hinojosa, presidenta de la APM.
Las cifras sobre el número total de adictos a la web y la tecnología en México varían de acuerdo a la fuente ya que no existen suficientes datos en torno al perfil de quién padece tecnoestrés, ya sea porque los diagnósticos son tratados como conductas compulsivas en general o porque los propios adictos no han llegado aún al punto en el que requieren pedir ayuda y por lo tanto escapan al radar de las métricas y estadísticas.
Datos como la 12 Encuesta de Hábitos de los Usuarios de Internet en México realizado por la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) pueden darnos una idea. El organismo indica que 65 millones de mexicanos tiene acceso a Internet, lo que representa casi 59% de la población total.
El 47% de ellos aceptaron que el uso de tecnología había cambiado sus hábitos y estilos de vida de manera significativa. En promedio el usuario de tecnología en México se conecta a Internet 7 horas y 15 minutos al día, principalmente para usar redes sociales.
David Sieberg recuerda el momento en que comenzó a preguntarse si podría estar obsesionado con la tecnología. “Yo estaba inmerso en las redes sociales, gadgets y dispositivos, pensé que estaba súper conectado, pero un día, sentado en la mesa en compañía de familia y amigos, me di cuenta de que realmente no sabía mucho acerca de lo que estaban haciendo y ellos no sabían mucho de lo que estaba pasando conmigo, eso fue la llamada para despertar”.
La parte más aterradora para David fue cuando decidió desactivar su cuenta de Facebook por un tiempo. El ejecutivo de Google asegura que no se dio cuenta de lo traumático que iba a ser el proceso. “Dejé Facebook en 2010. Cuando anuncié que me iba a salir, la gente reaccionó como si estuviera a punto de morir. Cuando desactivas tu perfil ves a todas aquellas personas que estarán tristes porque te habrás ido, muchas de ellas me dijeron, ‘te recordaré siempre’”.
Pero no se debe volver muy lejos para recordar el momento en que ninguno de nosotros estaba en Facebook. Sieberg sostiene que los orígenes de la adicción a la tecnología en su forma actual solo se remontan unos cinco años más o menos.
¿Cuáles son los síntomas? Un adicto a Internet o a la tecnología, de acuerdo con Delia Hinojosa, presenta síntomas como angustia, intolerancia y ansiedad al no estar en contacto con el dispositivo que le permite acceder a Internet.
La especialista en conductas adictivas asegura que las personas que pasan mucho tiempo en contacto con la tecnología pero que al separarse de ella pueden llevar una vida social normal, son las que logran un balance adecuado. Por el contrario, aquellas que no soportan estar lejos de sus dispositivos porque generan un sentimiento de ansiedad tienen un problema considerado como adicción, y deben tratarse como sucede con otro tipo de problemas de drogas, tabaco o alcohol.
“Vamos a pensar en un joven que es adicto al uso de Internet o a la computadora, cuando no pasa tiempo chateando con los amigos empieza a sentirse ansioso, intolerante e incluso violento”, ejemplificó la presidenta de la APM.
En los jóvenes la adicción a la tecnología trae consigo problemas como bajas calificaciones, ausentismo o escapar de la escuela para conectarse; en los adultos puede llevarlos a desatender las responsabilidades familiares, financieras o sociales, e incluso afectar su trabajo al grado de perder el empleo por su bajo rendimiento o por ser sorprendido pasando más tiempo navegando la red y los medios sociales que ejecutando sus tareas.
Como en toda adicción, llega un momento en el cual quien la padece llega a la conclusión de que no puede continuar con la vida que lleva y decide pedir ayuda. De acuerdo con Hinojosa la terapia psicológica es una de las mejores alternativas y ha demostrado ser una gran herramienta para reducir el nivel de ansiedad y devolver el control sobre el uso de la tecnología.
“Los periodos de ansiedad, cambios de humor y conductas destructivas se pueden reorientar cuando la persona entiende que la tecnología es una herramienta que está para su servicio, y no al revés”, concluyó la experta.
Los principales tipos de adicciones
Nomofobia: miedo a quedarse sin el teléfono inteligente
Este tipo de adicción proviene de la contracción en inglés de las palabras No Mobile Phone Phobia, término acuñado por investigadores de Reino Unido los cuales fueron comisionados a estudiar los nuevos comportamientos sociales a través de la tecnología. La Nomofobia produce el mismo tipo de ataques de pánico que sufre una persona con miedo a las alturas o a espacios cerrados. Además genera estados de ansiedad y desesperación similares a los del síndrome de abstinencia de los adictos a las drogas cuando el teléfono no se encuentra cerca de ellos.
SMA: adicción a las redes sociales
Este término fue acuñado por el departamento de ciencias de la Universidad de Cornell en Estados Unidos tras realizar un estudio sobre el uso de las redes sociales el cual reveló que 70% de las personas interactúa con sus perfiles en promedio una vez cada dos horas, sin embargo, aquellos que padecen de SMA pueden tener hasta 30 interacciones en un lapso de 15 minutos y experimentan momentos de euforia y ansiedad cuanto escuchan una notificación que los puede llevar a interrumpir una conversación o a prácticas más riesgosas como revisar sus perfiles mientras conducen.
Phubbing: cuando el contacto virtual es más importante
Phubbing es un término acuñado por el diccionario Macquarie en Australia. Quien padece este transtorno se desconecta del mundo real y basa su interacción en el mundo virtual. En los casos más comunes, la familia, amigos o pareja deben escribirles a sus perfiles para pedirles que bajen a cenar, realicen algún encargo o tarea, incluso si la persona está en la misma habitación. En los casos más extremos se ha sabido de personas que se han lastimado al caerse por escaleras o coladeras abiertas, e incluso han sido atropelladas por su incapacidad de separar la vista de su teléfono.
Síndrome de la mejor oferta: encontrar el mejor precio
Quienes lo padecen no son compradores compulsivos, sino todo lo contrario, pueden pasar horas navegando en Internet en busca del mejor precio disponible seguros de que la oferta que encontraron no es tan buena como la que encontrarán más adelante, y no se trata de ahorrar cientos de pesos, el buscador compulsivo puede desechar una oportunidad por diferencias de un centavo. En el eventual caso que realicen la compra quien padece este síndrome se llena de sentimientos de insatisfacción y angustia al grado que pueden revisar diario el precio del producto.
Cibercondria: Internet cómo médico de cabecera
En 2008 Microsoft realizó un estudio sobre un nuevo fenómeno: los pacientes que llegaban al médico con un diagnóstico para solicitar tratamiento, llamaron a este padecimiento
Cibercondria que define a las personas que son incapaces de acudir al médico a una consulta normal, en vez de ello utilizan los buscadores web para identificar sus síntomas, reales o aparentes. Los efectos de esta adicción van desde crearse cuadros clínicos complejos en la mente, hasta los casos más graves donde el afectado pasa años sometido a tratamientos con medicamentos muchas veces peligrosos.
Descubre qué tanto dependes de la tecnología contestando el siguiente test:
1. Te ha salido una mancha algo sospechosa en la piel y quieres saber de qué se trata, entonces:
A) Vas con el dermatólogo para que la revise y te mande tratamiento.
B) Lo googleas para saber si a alguien más le ha pasado y por qué.
C) Crees que tienes algo horrible (influenciado por lo que encontraste en la web), entonces, te automedicas.
2. Quieres jugar videojuegos, pero tienes otras actividades qué hacer, ¿cómo lo manejas?
A) Hago mis demás actividades y, si me queda tiempo, juego un rato.
B) Me propongo jugar por unas horas y luego me apuro con mis pendientes.
C) Juego y pierdo la noción del tiempo. No hago lo que debo y me siento frustrado.
3. Recibes una notificación cuando estás a punto de cruzar la calle, tú:
A) Esperas a llegar a tu destino, no debe ser urgente.
B) Cruzas la calle y te detienes más adelante para saber de qué se trata.
C) Lo sacas en ese preciso momento y lo revisas mientras caminas.
4. Llegaste de trabajar y no tienes tareas pendientes de realizar, aprovechas para:
A) Relajarte, tomar un baño caliente o leer un libro antes de dormir.
B) Adelantar trabajos en línea para no estar tan estresado el día siguiente.
C) Ver Netflix por horas aunque casi no duermas y al otro día estés fatigado.
5. Quieres adquirir una televisión por Internet, ¿cómo es tu proceso de compra?
A) Entro al sitio web de mi tienda favorita y elijo la que me ha convencido más.
B) Le dedico una búsqueda rápida a las pantallas de distintas tiendas y elijo con base en ello.
C) Busco el equilibrio perfecto entre oferta y calidad por horas o días, pero no me decido. Sigo buscando.
6. Tienes que darle un recado importante a un familiar que está en otra habitación, ¿qué haces?
A) Vas hacia donde se encuentra y le pasas el mensaje.
B) Gritas porque te da flojera caminar hasta donde se encuentra.
C) Le mandas un mensaje por WhatsApp o Messenger en ese instante.
7. Han llegado tus vacaciones y decides viajar para salir de tu entorno y descansar, tu smartphone:
A) Lo dejas en casa y decides desconectarte completamente.
B) Se queda en tu casa, pero llevas otro exclusivamente para llamadas.
C) Está en todo momento contigo. Puede suceder algo relevante mientras estás fuera.
8. No encuentras tu celular por ningún lado y crees que lo has perdido, te sientes:
A) Tranquilo. Lo busco, pero considero con calma su posible ubicación.
B) Nervioso. Si no lo encuentro mi información podría estar comprometida.
C) Enloquecido. Necesito recuperar el celular o no puedo continuar mis actividades.
9. Te das cuenta de que has estado una hora en Facebook u otra red social, luego:
A) Me salgo. Ya fue demasiado tiempo y tengo cosas más importantes qué hacer.
B) Me pongo a hacer otras cosas, pero de vez en cuando le echo un vistazo.
C) Me paso allí por muchas otras horas hasta que me gana el cansancio.
10. Acaba de salir al mercado un celular maravilloso, pero el tuyo es prácticamente nuevo, optas por:
A) Quedarte con el que ya habías comprado hasta que se descomponga.
B) Usar el tuyo por un tiempo más porque ya saldrá algo mejor cuando lo cambies.
C) Vender el que tienes y comprar el nuevo modelo o gastar todos tus ahorros para tener ambos.
Mayoría de A:
Prácticamente no eres apegado a la tecnología y solamente la utilizas cuando es necesario; además, puedes prescindir de ella sin ningún problema. A veces prefieres estar desconectado para pasar tiempo con los demás, realizar otras actividades o descansar.
Mayoría de B:
Te gusta mucho la tecnología y le dedicas una buena parte del tiempo, pero no descuidas otros aspectos de tu vida. Mantente al pendiente de tus hábitos de consumo y el tiempo que le dedicas a los dispositivos e Internet porque podrías engancharte con ellos.
Mayoría de C:
Eres demasiado dependiente de la tecnología y la usas sin control. Varios aspectos de tu vida, principalmente aquellos que implican interactuar, podrían verse seriamente afectados. Lo mejor es que visites a un especialista que revise tu caso y te ayude a moderar tus hábitos.